Los Amaya se citan en su segunda casa: Vallecas

Hablar de los Amaya es hacerlo también del Rayo Vallecano. Por su pasado, presente y futuro, este apellido va muy unido al club que preside María Teresa Rivero. Esta familia ha echado raíces en el estadio de Vallecas y su corazón presume, con orgullo, de ser franjirrojo. Y lo hace a pesar de que uno de sus miembros vaya a defender, este domingo, los colores de la camiseta del Elche. Lo hará en el decisivo encuentro en el que el Rayo se juega gran parte de sus opciones de ascenso a Primera a falta de cinco jornadas para que acabe el campeonato. Iván será titular ante su ex equipo mientras que su hermano Antonio y su primo Yuma iniciarán el choque desde el banquillo.

No cabe duda que para el central del Elche, éste va a ser el encuentro "más especial de la temporada". "He soñado durante todo el año con poder jugar este partido. Mi carácter y profesionalidad me obliga a darlo todo por la victoria aunque tengo muy claro qué equipos quiero que suban: el Rayo y dos más", recordó ayer Iván Amaya. Su hermano Antonio estará en el banquillo. "Me gustaría jugar; en los córners iban a saltar chispas", dijo Antonio. Su padre, Curro, lo verá desde la grada: "Cuando mis hijos eran más pequeños, jugábamos toda la familia. Una vez mi hijo Iván me dio un codazo que me dejó sin respiración. Para que veas los miramientos que van a tener cuando el balón eche a rodar".

El padre de Iván y Antonio Amaya tiene claro cuál es el resultado que quiere para este partido: "Con un hijo en cada equipo, lo que es seguro es que no voy a perder pero quiero que gane el Rayo porque el Elche no se juega nada y nosotros, subir a Primera". Iván Amaya fue vendido al Atlético tras lograr el último ascenso del Rayo a Primera, por una cifra histórica: 3 millones de euros. Es el traspaso más caro que nunca han cobrado los de Vallecas.

El apellido.

Gabriel Amaya es el hermano mayor de Iván y Antonio. Como portero, se enroló en las categorías inferiores del Rayo Vallecano aunque tuvo que dejar el fútbol para trabajar y ayudar a su familia. El hijo de Gabriel, que se llama Iván, juega en los infantiles del Rayo. Hasta que Iván Amaya no se hizo profesional, su familia tuvo que luchar por subsistir. Su traspaso al Atlético cambió la historia de esta familia: "Gracias a la oportunidad que me dio el Rayo, mi familia ya no pasa hambre. Yo fui futbolista por necesidad", dijo ayer Iván Amaya.