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Copa del Rey | Sevilla 2 - Valencia 1

El Valencia se inmola en el Pizjuán

El Sevilla selló su pase a las semifinales de la Copa del Rey, donde jugará ante el Athletic Club de Bilbao. El equipo de Jiménez logró la clasificación de forma épica en el minuto noventa de partido con un gol de Squillaci. El Valencia se adelantó por medio de Marchena y Kanouté empató antes del descanso. Los de Emery renunciaron al ataque demasiado pronto y acabaron pagándolo.

ABEL ROMERA
<strong>HÉROE.</strong> Squillaci se vistió de héroe al anotar el tanto que daba la clasificación a su equipo para las semifinales de la Copa del Rey.
HÉROE. Squillaci se vistió de héroe al anotar el tanto que daba la clasificación a su equipo para las semifinales de la Copa del Rey.Reuters

Tras un encuentro de ida vibrante, con remontadas de ambos conjuntos incluidas, llegaba el momento decisivo para Sevilla y Valencia en la Copa del Rey. El choque de vuelta se antojaba apasionante y lleno de emoción por lo que había sobre el césped y por la posibilidad de soñar con estar en la final del 13 de mayo en Mestalla. Andaluces y valencianos, aunque situados en zona de Champions en la Liga, necesitaban un empujón que despejase las dudas creadas en las últimas jornadas ligueras. Maresca y Chevantón eran los únicos ausentes en los locales. En el Valencia la cosa era más grave, el goleador Villa y Albiol no viajaron.

Después de un emotivo minuto de silencio por el fallecimiento de Pablo Porta, el balón echó a rodar con un Sevilla que ejercía una presión asfixiante sobre cada uno de los jugadores rivales, que se defendían como podían para no acabar siendo superados. Contra todo pronóstico, y en el primer acercamiento del Valencia, los de Emery dejaron el Pizjuán helado. Un saque de esquina de Joaquín fue rematado con total libertad por Marchena desde dentro del área subiendo el primero al marcador. Tercer gol a balón parado que recibe el Sevilla en los últimos dos partidos. Algo falla en la zaga sevillista y Jiménez no da con ello.

El tanto de Marchena tuvo justo el efecto esperado. El Valencia, con media eliminatoria en el bolsillo, cerró líneas para evitar el empate del rival, eso sí, lejos de renunciar a atacar cuando tenía la posibilidad. En el Sevilla el efecto fue el contrario, el equipo se lanzó al ataque de una forma desesperada, quizá demasiado. Kanouté desde lejos y Mosquera de cabeza fueron los primeros locales en intentarlo sin suerte. A los 26 minutos de juego Jiménez introdujo en el campo a Diego Capel en sustitución de Adriano, que se marchó cojeando. El extremo izquierdo sevillista, al igual que hizo en la ida, aceleró el partido e imprimió un ritmo eléctrico y menos precipitado a su equipo.

A falta de quince minutos para el descanso, fue Vicente el que tuvo en sus botas el pase definitivo a las semifinales, pero Escudé se cruzó en su camino para impedirlo. El que perdona lo acaba pagando, eso es vox populi en el fútbol y una vez más se cumplió. Cuando ya se pensaba en el descanso, un remate de cabeza picado de Kanouté a pase de Romaric puso las tablas en el marcador y despertó al Sánchez Pizjuán. Los de Jiménez pudieron incluso marcharse al descanso con victoria, pero Luis Fabiano no estuvo acertado ante César cuando lo tenía todo para marcar.

Los jugadores se marcharon a los vestuarios con caras que evidenciaban la tensión de ambos equipos. Quedaban por delante cuarenta y cinco minutos donde tenía que decidirse todo lo que no se había decidido en 135. Los nervios, la tensión, la emoción y el fútbol estaba servida para una segunda mitad que se antojaba espectacular.

Cartas boca abajo

La segunda mitad comenzó sin cambios. Jiménez y Emery se guardaron sus cartas para un eventual contratiempo que torciera la eliminatoria para su equipo. Diego Capel comenzó a intercambiar su banda con Jesús Navas, como ya ocurrió en el encuentro de ida. El efecto fue el mismo que el del partido de la pasada semana, cada balón que llegaba a sus pies era una ocasión de peligro.

El Sevilla optó por cortar el juego de ataque del Valencia con numerosas faltas a la altura de la medular del terreno de juego, consciente de que un tanto ché podría ser definitivo. Esta vez fue el equipo local el primero en probar suerte de cara a portería. El remate de Mosquera se perdió rozando el palo izquierdo de César cuando la grada ya cantaba el segundo. La respuesta del rival no se hizo esperar y tuvo aún más peligro. El pase de Miguel fue rematado en una posición inmejorable por Silva, pero el balón se estrelló en Palop.

A medida que se acercaba el final comenzó a notarse en el Valencia el miedo a encajar el gol que le dejase fuera de la Copa. Así, el partido se convirtió en un monólogo del Sevilla, que seguía atacando sin descanso. La idea de Emery de recuperar la posesión del balón le llevó a sustituir a Silva por Edu, renunciando a su hombre más activo en ataque. Las internadas por banda de Navas y Capel y sus centros a Luis Fabiano y Kanouté se convirtieron en la única forma que encontró el Sevilla de crear peligro, debido al atasco existente en el centro del campo. A falta de quince minutos César acertó a despejar un disparo a bocajarro de Luis Fabiano desde dentro del área.

Al Valencia le entró el miedo demasiado pronto y renunció al ataque para centrar todos sus esfuerzos en mantener el empate y no encajar el segundo tanto, lo que acabó en la inmolación del conjunto ché. En el minuto noventa el fútbol fue justo y vistió de héroe a Squillaci, que lograba la clasificación para el Sevilla.

Sevilla y Athletic de Bilbao disputarán la primera semifinal de la Copa del Rey en busca de una plaza en la final del 13 de mayo en Valencia. El Sevilla se clasificó justamente teniendo en cuenta el global de la eliminatoria y el Valencia se quedó fuera por asustarse demasiado pronto.