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copa del rey | real unión 3 - real madrid 2

Fiesta en Irún a costa de un vulgar Madrid

Pésimo partido del Real Madrid que perdió ante un voluntarioso Real Unión que se adelantó en el primer minuto y se repuso a cada emapate de los de Schuster, que fueron siempre a remolque y no se sintieron nunca cómodos. El técnico alemán no ha recibido ninguna buena noticia de los jugadores menos habituales, que no han aprovechado su oportunidad. La participación de los canteranos ha sido más que testimonial: Bueno ha entrado en el minuto 87. De la Red dio el gran susto al desplomarse en el césped. El centrocampista abandonó las instalaciones del Stadium Gal en ambulancia pero con la consciencia ya recuperada.

<strong>NOCHE NEGRA.</strong> Imagen impropia del Real Madrid en Irún.
NOCHE NEGRA. Imagen impropia del Real Madrid en Irún.

Desde que el formato de la Copa cambió de nuevo y se recuperó el doble partido, estas eliminatorias perdieron en la mayoría de los casos la emoción y quedaron destinadas a convertirse en un día de fiesta para las aficiones de los equipos modestos que tienen ocasión de ver desfilar por su estadio a versiones, generalmente aguadas, de los grandes trasantlánticos del fútbol español y en algunos casos europeo. A veces, como mejor adorno, el sorteo deja un guiño a la historia. Ese era el caso de un partido muy especial para el Real Unión, que se enfrentaba al Real Madrid 75 años después de la última vez, cuando el histórico club vasco tenía frescos sus éxitos coperos.

Ante este tipo de partidos hay dos actitudes bien distintas por parte del modesto. Algunos juegan con sensación de empacho, como si ya fuera suficiente premio mirar las camisetas rivales de cerca e intentar salir bien en las foto. Por tradición, historia e incluso presente (líder de su grupo en Segunda B), era fácil suponer que el Real Unión formaría parte del otro grupo, el de los animosos guerreros que salen al campo a ganar, a partirse el pecho sin pensar en partidos de vuelta en los que, llegado el caso, ya les quitarán lo luchado, lo jugado y, en algunas ocasiones, lo ganado.

Un Real Madrid incómodo y sin defensa

Con actitud y un fútbol de raza pero también de buenas intenciones con el balón, el Real Unión ganó el partido (3-2). El problema para el Real Madrid no es la derrota, un accidente que se debería resolver sin dificultad en el Bernabéu. El problema es la imagen, la actitud, el recuerdo que deja su escudo en lugares donde hay ansiedad, por amistad o rivalidad, por verle y por donde no se debería pasar demabulando como un alma en pena. Hasta los menos habituales parecían jugar con la carta del partido de vuelta bajo la manga. En esas condiciones, parecía un trabajo casi masoquista concentrarse y plantar cara a un rival peleón, duro, rápido y descarado en una noche fría y en un campo muy rápido mercede a la lluvia.

Así que Schuster no podrá sacar conclusiones de sus pruebas de cara al partido de la Juventus (el centro del campo Guti-Diarra), no podrá tomar nota de ningún reserva que le pida a gritos más minutos (si acaso Drenthe más por interés que por calidad), y tampoco podrá chequear el estado de sus canteranos porque apensa dio tres minutos a Bueno con el partido ya cerrándose y la grada de fiesta.

Por lo demás, el Madrid fue tierra muerta, un equipo sin espíritu que encajó tres goles y que vivió un susto tremendo cuando De la Red cayó desplomado cerca del área del Real Unión. Se vivieron minutos de angustia hasta que el centrocampista, ya consciente, abandonó las instalanciones del Stadium Gal en ambulancia.

La defensa fue la perfecta imagen del desastre blanco. En el primer minuto, Juan Domínguez, a la postre héroe local, le robó la cartera a un Salgado exageradamente lento y batió con solvencia a Dudek. El Real Madrid no mostró síntomas de querer entrar en la lucha cuerpo a cuerpo a pesar de que se encontró con el empate antes del minuto 10, en una contra que Guti condujo con elegancia para poner un pase perfecto a Higuaín, que definió con la templanza que poco a poco está adquiriendo.

Después del percance de De la Red, el ambiente quedó frío y el partido cayó en un limbo que hubiera favorecido a la mayor calidad del Real Madrid si los de Schuster no se hubieran desentendido totalmente de la pelea. Lentos en los movimientos y espesos en la circulación, permitían al Real Unión jugar como prefería: agazapado atrás, sin sufrir demasiado y saliendo rápido ante los fallos del rival, que se sucedían siempre motivados por la falta de concentración. Así llegó el 2-1. Metzelder firmó la pifia y los irundarras el golazo en una contra de libro llevada por la derecha y rematada en el lado contrario otra vez por Juan Domínguez, que retrató a Salgado durante todo el primer tiempo.

Otro empate desaprovechado

La ilusión local se redobló y los minutos antes del descanso fueron de claro dominio del Real Unión, que buscaba el tercero ante el estupor de un Schuster que veía como su equipo pedía a gritos el descanso. Pero tras el paso por vestuarios tampoco hubo mejora ni en el ritmo ni en el juego ni en la actitud, ni siquiera cuando Saviola enmendó un error imperdonable con un buen gol tras la salida de un córner. El argentino, en su única acción de mérito, remató a la escuadra tras una salida en falso del portero local.

El Real Unión, esta vez sí, acusó el golpe y pasó unos minutos noqueado. El Real Madrid pudo marcar por medio de Drenthe, siempre el más animoso, y quiso dominar más con la salida de Sneijder. Pero fue un espejismo. Antes del ecuador, Goicoetxea marcó el 3-2 en otra acción en la que la defensa del Madrid hizo aguas, con hombres como Heinze o Marcelo más pendientes de incomprensibles batallas personales que de demostrar su teórica jerarquía en el campo.

De ahí al final, nada. Sneijder no consiguió activar a sus compañeros, con ganas de pasar el trago, quitarse el frío y solucionar la papeleta en el Bernabéu con la ley del mínimo esfuerzo. Bueno apenas tuvo minutos y el partido terminó con la fiesta del Real Unión y la penosa imagen de un Real Madrid cuya disposición no debería entender hasta tal punto de partidos de vuelta.