Rubio se ha hecho a sí mismo

Francisco Rubio Garcés, o lo que es igual, el hombre hecho a sí mismo. Entró junto con un grupo de empresarios de Soria para salvar al Numancia hace ya quince años en una "gestora de voluntades", como le gusta decir al soriano, y con él se dio el salto: Tercera, Segunda B, Segunda y Primera. Constructor desde hace años y hombre de negocios, es el único español que puede presumir de haber construido en dos ocasiones en la gran manzana de New York. Familiar y conciliador, busca muchas veces el paseo de San Saturio, donde el río Duero forma un arco de ballesta en torno a la ciudad de Soria. Estudió en la escuela pública, o escuela de la vida, pero bien podría parecer que durante años ha llevado como precepto de su vida la humildad de San Francisco de Asís. Su despacho, si bien es el de un presidente, no tiene mayor pomposidad que la justa y necesaria; un óleo del pintor soriano Rafael de la Rosa con el Duero como protagonista dan la serenidad necesaria que caracteriza al hombre de la fría Castilla.

El Numancia es una familia y no pierde nunca el norte "porque sabemos de donde venimos" dicen por aquí. Y es que aunque el caviar se acostumbra rápidamente al paladar de los consumidores, el Numancia sabe que es vital saborear cada minuto de su estancia en la Liga de los Ases.