EUROCOPA 2008 | CUARTOS DE FINAL | ESPAÑA 0 - ITALIA 0
La victoria más hermosa
España se mete en las semifinales de la Eurocopa tras ganar a Italia en una agónica tanda de penaltis
España estará en las semifinales de la Eurocopa. Se acabó el miedo, la maldición y todas esas gaitas que hacían que España agachara la cabeza en los grandes torneos. Llegaron los cuartos de final en Viena y apareció Italia. Llegó la prórroga y llegaron después los penaltis. Apareció la angustia y sobrevolaron los fantasmas en la Viena Imperial. Pero eso se acabó. Iker Casillas se cargó a Italia y levantó, por fin, la cabeza del fútbol español en una agónica tanda de penaltis tras 120 minutos en los que la Selección había sido muy superior.
Miedo. Respeto. Precaución. Llámenlo como quieran, pero los primeros diez minutos del partido nos hicieron acordarnos del boxeo, nos hizo recordar al Alí-Foreman de Kinshasa. Minutos de tanteo, de observación, de medir distancias sin apenas golpes. Quizá un jab en forma de disparo de Silva que no tuvo problemas para Buffon.
Esto, la primera noticia de que en el campo había porterías, sucedió en el minuto 10, el mismo en el que el árbitro comenzó su pequeño festival con una tarjeta amarilla a Iniesta. Con lo que había en el campo y le tuvo que tocar al bueno de Iniesta. Vivir para ver. En ese instante ya se conocían los púgiles, ya se habían puesto cara los dos rivales. Por un lado la España de siempre, la del toque, la del sobo, la de los bajitos, la de los jugones. Por el otro, la retocada Italia, sin Pirlo ni Gattuso, pero con De Rossi y Aquilani, con presión y pierna fuerte, sin querer el balón y sin ponerse colorada por ello.
Guiones previstos de una historia mayor. El balón fue de España siempre y con él dio la Selección su habitual y buena imagen. Con la pausa justa en busca de una sorpresa que pudo llegar gracias a un jugadón de Torres, a un tiro de Villa o a otro buen remate de Silva. La presión y la espera fueron las armas de Italia en ese primer tiempo. Eso y su eterna sabiduría para aprovechar cualquier error, para convertir resquicios en puertas. Así llegaron al área Cassano, Perrotta y Luca Toni y nos pusieron el corazón en un puño en dos ocasiones tras dos despistes de Ramos.
Por el camino se quedaron también dos discutibles acciones del árbitro, que dejó sin castigo un más que factible empujón a Iniesta dentro del área y un pisotón inexcusable de Grosso a Silva. Errores dentro de esta historia que, cada vez más, nos parecía ya vista, terroríficamente vivida por España. No dejó mucho más que tensión la segunda parte. Sí mas alternativas para los dos equipos, sobre todo después de que Donadoni y Luis movieran sus primeras piezas. Cazorla y Cesc sustituyeron a Iniesta y Xavi para no mover el dibujo rojo. Camoranesi reemplazó a Perrotta y le dio más aire a su centro del campo y a su juego.
Agobio
Por momentos, incluso Italia pareció superior a España. Fueron 10 minutos de agobio en los que, al mando del italoargentino, la Selección se vio exigida. Casillas tuvo que salvar bajo palos un tiro de Cassano y Toni volvió a incordiar más de lo debido. Minutos duros, pero un espejismo.
En cuanto Cesc tomó el mando de la situación, la Roja recobró el brío, volvió a sus orígenes y se puso a tocar hasta ganar o morir. Minutos finales de claro dominio y de ilusión renovada. Instantes de infarto con un tiro al palo de Senna. La mala suerte, otra vez. La historia conocida, ya vista y terroríficamente vivida antes de irse a la prórroga.
Un tiempo extra que, para completar todos los argumentos de la batalla, se convirtió en un duelo de porteros con un Buffon magnífico y un Casillas extraordinario sacando un remate de Di Natale que se colaba sin remisión. Demasiada tensión para cualquiera, demasiado cansancio y mucho miedo ya en los 22 jugadores, que pusieron el retrovisor y decidieron guardar la ropa para evitar fallos ridículos que pudieran ser mortales antes de llegar a los penaltis.
Los penaltis, la agonía, los cuartos de final... La historia conocida, ya vista y terroríficamente vivida. Pero eso se acabó. Un grandísimo Iker Casillas le paró dos penas máximas a De Rossi y a Di Natale y tapó el negro agujero de España en las grandes competiciones. Sí, lean bien. España está en las semifinales de la Eurocopa tras ganar a Italia en los penaltis. Ahí queda eso.