Liga de campeones | Olympiacos 2 - Real Madrid 1
Caro saldrá barato
Ni el gol de Ramos ni la buena propuesta de López Caro sirvieron para evitar una nueva derrota. Rivaldo (¡tiene bemoles!) fue el verdugo de un Madrid más joven, atrevido y valiente. Pero no bastó. Los galácticos deben dar la cara.
Martes de Ramos. Los agoreros que barruntaban un puenting Tarantino, con el Madrid añadiendo en Atenas un nuevo capítulo siniestro a estos días de despidos, dimisiones y fuego cruzado, se quedaron con las ganas. Se perdió, sí. Pero durante 45 minutos en la Grecia clásica regresó el Madrid clásico. Camiseta sin publicidad (blanca impoluta) y un Pirri de nueva generación (Sergio Ramos) que nos puso los pelos de punta. Se besó hasta cinco veces el escudo tras meter un gol a la vieja usanza. Cabezazo racial y sin complejos. En las gradas repletas del estadio Kariskakis votaban emocionados los miembros de la Peña Vicente del Bosque de Grecia (hasta allí llega la legión de fans del que Florentino dijo en su día que sería "el Ferguson del Madrid"). La celebración de Ramos no dejó indiferente a nadie. Me llamaron alborozados mis colegas Pablito Armstrong, Agus El Apimpa y Manolo, el de Picaña. Y sé que lloró desde su cama convaleciente Juan Antonio, el presi de la Peña Los Dos (el otro es Federico). Faltaron por primera vez, desde hace treinta años, a un partido europeo de su amado Madrid. ¡Ánimo!
Debut agridulce. López Caro, que supo ordenar a su equipo con coherencia, debe estar jurando en hebreo. Si sus canteranos hubiesen tenido más fuelle y Robinho hubiese sido menos chupón, ahora estaríamos diciendo que no hay necesidad de buscar un técnico de alquiler hasta mayo. El hombre preparó el partido como si nos jugásemos la Décima. Obligó a bajar a todos a desayunar al Hotel Intercontinental (hasta ahora era voluntario), les dio dos charlas tácticas, hicieron estiramientos por la mañana y hasta rezaron un Padrenuestro en el vestuario antes del duelo. Amén.
Bocazas Ribeiro. Se me ocurren muchos refranes para definir los efectos de la rajada ingrata de Wagner Ribeiro (agente de Robinho). No muerdas la mano que te da de comer, Dios castiga sin piedra ni palo, Perro no come carne de perro... Florentino debe escarmentar. El presidente del mejor Club del Siglo XX no debe mezclarse con agentes y representantes. Ellos viven en un mundo oscuro, donde la ética y la transparencia son palabras en desuso. Florentino, que reflexionará estos días en Emiratos Árabes, escucha demasiado a Ribeiros, Bronzettis, Fígeres y Casales. Que delegue. ¿En quién? Ése es el problema. Sacchi se va y Butragueño es el nuevo portavoz. Por eso duele que el tal Ribeiro, al que el Madrid ha llenado de ceros su cuenta bancaria, ponga de vuelta y media a todos. Miedo me da imaginar qué dirá Luxa cuando regrese a Brasil...
Pavones. Prefiero volver al partido para no amargarme más la existencia. Pese a la derrota vi a un Adrián que será una buena solución para la banda izquierda, a un ordenado De la Red y a un jabato Soldado. Están a años luz de la Quinta del Buitre, pero son chavales con estilo y condiciones. Cuídenlos.
¿Viven? Los galácticos quizás ni vieron el partido. Algunos estarían anoche en la sauna recuperándose de la paliza que les dio Maqueda en Valdebebas. Desconozco si les dolió la derrota de Atenas o si les importó un comino, pero me gustaría que en Málaga alguno se viera en la grada (¡iluso!) para captar que el futuro se escribe con dos palabras: compromiso y madridismo. Además, uno es viejo sólo si se empeña. Romario, con casi 40 castañas, va camino de los mil goles y dice que sigue teniendo hambre. Pero esta triste y acomodada Galaxia está saciada...