Entre Alonso y el España Fútbol Club
El jurado del Príncipe de Asturias, al que Dios guíe, ha consultado a Fernando Alonso sobre si estaría disponible en día y hora oportunas para recibir el premio. Y Alonso ha contestado que sí, como no podía ser menos. Este es un premio de dudoso prestigio, que ha oscilado entre Sito Pons, porque sí, y Carl Lewis, que no se dignó a venir por él. Entre Arantxa, cuyas virtudes humanas hubo que poner en entredicho por su renuencia a pagar a Hacienda, y Armstrong, que aparte de tampoco venir a recogerlo en su día está hoy en lenguas, ya saben ustedes por qué. El director general de la AMA acaba de expresar sus reticencias al respecto.
Digo esto porque a los votantes de este premio, a los que pastoreó en malas fechas pasadas un convicto con ascendiente odioso sobre el grupo, les ha faltado en general perspectiva y agudeza a la hora de fijar un criterio. Así que a falta de ello válganos el oportunismo bien traído de Fernando Alonso, cuyos méritos deportivos están mucho más allá de los que en su día pudiera esgrimir Sito Pons y cuya presencia en la entrega está garantizada. Por paisanaje y por lealtad. FernandoAlonso es hoy la sonrisa de nuestro deporte, su cara amable y triunfadora, espejo para mejorar en todas las especialidades, porque ninguna hay más difícil.
Viendo a Alonso, que se ha ido edificando a sí mismo desde chaval con los ahorros de su propia familia hasta conquistar la inversión de fuertes empresas del exterior, y que ahora llega a reunir a seis millones de españoles ante el televisor para ver un deporte del que no teníamos ni idea, no puedo sino dolerme por la actitud de España el sábado ante Canadá. Con razón Alonso les ha goleado en el audímetro. Con razón se distancia más de ellos con este premio. Sólo espero que su ejemplo, más el bochorno de lo que hizo el equipo B, sirva para que nuestra selección absoluta gane mañana a Serbia y nos lleve al Mundial de Alemania.