La cama suele ser una de las partes del mobiliario favoritas para cualquier persona. Al final, es el sitio en el que mejor se descansa después de un largo día o en el que las siestas pueden alargarse hasta el anochecer en los días libres. Por eso, y siendo uno de los lugares en los que más horas pasamos durante cada jornada, los expertos siempre recomiendan que la cama se mantenga lo más limpia posible.

Eso sí, una cosa es dar aspecto de limpieza y otra muy diferente es conocer en detalle hasta qué punto se oculta la suciedad en el dormitorio. En este tipo de casos, los ácaros del polvo suelen ser el peor enemigo de la higiene. Es por ello que los expertos recomiendan no hacer la cama a primera hora de la mañana como un acto rutinario, sino esperar a que se airee en un primer momento.

¿Por qué se debe hacer la cama a primera hora de la mañana?

Hacer la cama suele ser una de las primeras tareas domésticas del día, una rutina que llevamos a cabo casi de forma inconsciente con el que todo da una mayor sensación de limpieza. Sin embargo, según los expertos en este ámbito, este tipo de rutina puede generar la proliferación de los ácaros del polvo. 

Una persona adulta pierde aproximadamente 285 ml de líquido cada noche, sustancias que se impregnan en las sábanas y pueden incluso llegar al colchón. Por lo tanto, al hacer la cama a primera hora atrapamos esa humedad producida por los líquidos durante la noche para acabar manteniendo dicho estado durante gran parte del día. Sin duda, uno de los mejores ambientes para que los ácaros del polvo se reproduzcan.

Mejores consejos para evitar los ácaros del polvo

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Cabe destacar que este tipo de insectos se alimenta de las escamas de la piel humana y proliferan por millones en los ambientes húmedos, por lo que siempre se recomienda mantener la cama expuesta a la luz y al aire fresco.

El mejor consejo a la hora de acabar con estos insectos microscópicos es mantener limpieza y evitar hacer la cama nada más levantarse. Es más que recomendable dejar que el colchón 'respire' en los priemeros ratos de la mañana para evitar que la humedad se mantenga entre las sábanas durante todo el día. De esta forma, los ácaros se acaban desidratando y mueren sin poder reproducirse.