La mayor parte de la población ya está vacunada contra la COVID-19 y, al protegernos de los riesgos más graves del virus, estos síntomas dificultan la distinción entre el coronavirus y un resfriado común. A su vez, aumenta la tasa de incidencia por la variante ómicron, dominante hoy por hoy, y detectada por primera vez en noviembre de 2021.

La vacuna –junto con las dosis de refuerzo– no evita contraer la infección del virus, sino que protege frente a los síntomas más graves. Los signos de la enfermedad más comunes actualmente son leves. De acuerdo con las investigaciones, la mayoría de personas que se han inoculado con dosis de vacuna de ARNm presentan tos, secreción nasal, fatiga, dolor de garganta, dolor de cabeza, dolor muscular, fiebre y estornudos. De estos ocho síntomas, los más comunes son los tres primeros: tos, secreción nasal y fatiga; mientas que los menos comunes son los dos últimos: los estornudos y la fiebre. Hay expertos que añaden a la lista de sintomatología las náuseas.

Estos síntomas, que son comunes en su mayoría en un resfriado, complican saber si lo que se ha contraído es enfermedad por COVID. No obstante, según recoge el periódico británico Independent, los investigadores indican que el 50% de los “nuevos resfriados son actualmente, de hecho, COVID”.

Por ello, es recomendable que estos síntomas se traten como casos de coronavirus hasta que una prueba pueda descartar la enfermedad. Aconsejan, independientemente de las directrices gubernamentales, evitar contactos, usar la mascarilla al salir y mantenerse en casa para no contagiar a personas con vulnerabilidad.

Evoluciona el virus y evolucionan los síntomas

Los informes de los expertos señalan como resultado que, al tiempo que el virus ha evolucionado en sus distintas cepas, han evolucionado también los síntomas que causa. En 2020, cuando comenzó la pandemia, los síntomas más comunes de la cepa alfa (originaria) incluían tos, fiebre y pérdida de olfato, entre los signos más destacados de la infección. Además de falta de respiración, problemas gastrointestinales, dolores musculares o erupciones cutáneas.

La llegada de la cepa delta inició el cambio de los síntomas más frecuentes hacia signos más parecidos a un resfriado, tendencia que continúa con ómicron.

Esta evolución en la enfermedad influye en las vacunas. Las farmacéuticas están trabajando en modificar las dosis para que sean vacunas bivariantes, que sean actualizadas, para que tengan una mayor eficacia y duración.

Señales tempranas de infección COVID

Los expertos sugieren, a su vez, dos señales distintivas que pueden estar relacionadas con la infección de coronavirus: fatiga y mareos o desmayos. Esta fatiga incluye dolor corporal, dolor de cabeza, visión borrosa o pérdida de apetito. Este tipo de fatiga se considera uno de los principales síntomas entre los infectados por ómicron.

Por otro lado, un informe en Alemania considera la hipótesis de una relación entre los desmayos y esta cepa, debido a casos recurrentes de desvanecimientos que están investigando. El periódico alemán Ärztezeitung afirmó que los médicos pudieron ver una "clara conexión" entre la infección y los desmayos.