Las sanciones económicas a Rusia a raíz de su invasión a Ucrania, podrían derivar en la prohibición de importar gas desde el país presidido por Vladímir Putin. Sin embargo, esta decisión causaría un grave perjuicio a la Unión Europea ya que, según los datos del informe anual de 2020 de BP, el 37% del gas que importa procede de Rusia.

Lo que puede ser una gran amenaza para países como Alemania, Polonia o Italia, podría suponer una gran oportunidad para España. El motivo es que nuestro país es el que posee la mayor capacidad de almacenamiento de gas y regasificación de toda Europa, un tercio del total.

Tal y como informa Huffington Post, según los datos de Gas Infrastructure Europe, un 35% de la capacidad de almacenamiento de gas natural licuado de los 27 más el Reino Unido se encuentra en España. Por detrás se sitúan Reino Unido (22%) y Francia (14%).

Pero no solo es importante la capacidad de almacenamiento, sino también la de regasificación, que permite que el gas, transportado en barco a 160 grados bajo cero en estado líquido, pueda transformarse de nuevo a estado gaseoso. Y España también es líder en ese aspecto.

Nuestro país cuenta con el 27% de toda la capacidad de regasificación de la Unión Europea más el Reino Unido. Al igual que en cuanto a almacenamiento, en segundo lugar se encuentra Reino Unido (22%) y en tercera posición Francia (7%).

A estos datos, hay que añadirle el hecho de que España, según los registros de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) de noviembre de 2021, importa la mayoría de su gas de Argelia (35%), mientras que tan solo el 10,7% de las importaciones de gas natural proceden de Rusia.

Un problema: las conexiones con el resto de Europa

Pero no todo es positivo. España cuenta con una gran dificultad para convertirse en exportador circunstancial de gas ante la guerra en Ucrania: su falta de conexión con el sistema europeo central de gas.

Esa insuficiencia en las conexiones por tubería con el resto del continente imposibilita que nuestro país pueda suministrar la gran cantidad de gas que necesitaría Europa en caso de que se bloquearan las importaciones procedentes de Rusia.

No obstante, habría una solución: la reanudación de la construcción del gasoducto Midcat. El mismo supondría sumar una nueva interconexión con Francia a las dos que España ya tiene y permitiría casi duplicar la capacidad de entrega de gas (de 8.000 millones de metros cúbicos anuales a 17.000 millones de metros cúbicos).

Sin embargo, el proyecto se encuentra actualmente paralizado debido a las objeciones tanto del regulador español como del francés.