El negocio de la basura existe, y hay países que contratan basureros y vertederos en otros lugares, aunque estén a miles de kilómetros de su origen. Es el caso de la localidad de Nerva, cuyo vertedero está recibiendo basura desde Montenegro.

El lunes recibieron 14 mil toneladas, y este viernes recibirán otras 7 mil. Nerva se convirtió desde 1995 en una localidad que vivía de la mina de Río Tinto, les prometieron que el vertedero que se iba a crear e iba a traer puestos de trabajo, pero los vecinos sólo ven que les llega basura.

El vertedero de Huelva

Las 60 hectáreas a 700 metros del pueblo reciben basura, peligrosa y no, de Italia, Grecia, Malta, Gibraltar… y ahora desde los Balcanes. Los vecinos están hartos, y el alcalde se ha unido a los ecologistas para pedir el cierre de la instalación.

La Justicia avaló el vertedero, y la ampliación del mismo en julio de 2017, en una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) quien rechazó el recurso interpuesto por el Ayuntamiento de Nerva y que consideraba ajustada a derecho la sentencia del Juzgado Contencioso - Administrativo número 3 de Huelva que entendía que se debía otorgar a Befesa (la empresa gestora) la licencia para ampliar el vertedero de residuos tóxicos y peligrosos ya que estaba previsto en el proyecto original.

Según José Luis Lozano, de la plataforma Nerva Salud y Dignidad, “son en torno a diez millones de toneladas de los peores residuos de los procesos industriales de Andalucía, de España y de Europa".

El alcalde reclama que se cumpla la ley, que dice que los residuos deben ir al vertedero más cercano, y Nerva no es el punto más cercano a Montenegro, está de hecho a 3261 km.

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Los residuos tóxicos

Los residuos contaminantes contienen asbesto, un material cancerígeno, tributilo de estaño, un agente biocida que puede actuar como disruptor endocrino y contaminar el suelo y las aguas durante 40 años, según denuncian los químicos de Ecologistas en Acción, que reclaman el cierre del vertedero desde su inauguración en el año 1996.

El Ayuntamiento de la localidad ha recibido durante décadas un canon de dos millones de euros anuales para compensar el riesgo de guardar esos residuos a las afueras del pueblo, de 5.300 habitantes, pero esa prestación ya ha desaparecido.

Mientras tanto, en la definición del vertedero, con capacidad de 7.446.419 metros cúbicos, se especifica que admiten “todo tipo de residuos industriales”. Los camiones siguen llegando desde Montenegro, a través de la empresa francesa Valgo, quien opera con un crédito de 53 millones de euros que pidió el gobierno de Montenegro. El peligro de este camino de la basura ha estado, y sigue estando en los accidentes por carretera, que acaban con vertidos; los barcos por el Guadalquivir y el mar cercano, que también van contaminado no sólo con el casco, su limpieza, sino también con la misma basura que puede caerse.

Desde el ministerio de Transición Ecológica afirman que el año pasado se paralizaron 70.000 toneladas que aún tienen que llegar a España por los diferentes acuerdos internacionales, aunque estas toneladas están esperando aportar la documentación completa. Los residuos que envía Valgo desde Montenegro sí tuvieron la aprobación del Gobierno central y andaluz.