¿Qué diferencias hay entre un antígenos, una PCR y un anticuerpos para saber si he pasado la COVID?
Un antígenos tiene menor sensibilidad que las PCR a la hora de detectar una infección activa, mientras que un anticuerpo indica si se ha pasado la enfermedad.
Los test de antígenos son las pruebas de detección de COVID más usadas en las últimas semanas, por delante de las PCR. Sin embargo, su sensibilidad es considerablemente menor, como recuerda la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) a Europa Press. Por ello, deben realizarse durante los primeros 7 días de infección o en los 5 días posteriores a la aparición de síntomas, que es el periodo donde hay más carga viral.
Para que sean efectivos, deben seguirse "minuciosamente" las indicaciones establecidas por el fabricante y tomar las muestras de forma correcta, ya que "una muestra de mala calidad puede dar lugar a un resultado erróneo". No obstante, los resultados de estas pruebas no son considerados como confirmación de infección activa, sino que deben confirmarse mediante una prueba de diagnóstico de infección activa (PDIA) en un centro sanitario.
Los test de antígenos, menos sensibles
Al tener menor sensibilidad que una PCR, puede haber infección aun cuando el test de antígenos dé negativo, ya que la carga viral puede ser baja en ese momento y no ser detectada. Sin embargo, un resultado positivo cuando se ha realizado correctamente la prueba indica que el virus SARS-CoV-2 está presente; es decir, existe infección en curso con una alta probabilidad.
Las pruebas PCR, por su parte, no son tan rápidas como las de antígenos, ya que deben procesarse en el laboratorio. Estas pruebas detectan con mayor precisión cuándo está presente el virus y, por ende, es probable que exista una infección en curso, pero ni estas ni los test de antígenos son capaces de detectar si se ha superado la enfermedad con anterioridad.
¿Cómo saber si he pasado el virus?
Para ello, hay que recurrir a las pruebas serológicas o de anticuerpos, que detectan diferentes tipos de anticuerpos específicos frente al virus. Por tanto, no sirven para saber si el virus está presente, sino si lo ha estado con anterioridad, la respuesta inmunológica del individuo. Los anticuerpos que encuentran son los IgM y los IgG. Los primeros aparecen en la fase temprana de la infección y desaparecen a las pocas semanas, mientras que los segundos surgen durante la fase tardía, pero pueden durar años.
Otra de las diferencias entre estas pruebas con los test de antígenos y las PCR es que mientras estas se detectan bien a través de exudado nasofaríngeo o nasal (a veces también saliva), las primeras necesitan un análisis de sangre, extraída mediante una pequeña punción con una lanceta en el caso de las rápidas o por extracción en las de laboratorio. Un resultado positivo para los IgM indica una exposición reciente al virus, y un positivo para los IgG demuestra que la infección se produjo hace tiempo.
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