Así puede afectar a Europa la tensión entre Rusia y Ucrania
El enfrentamiento diplomático entre los países de Europa del Este sigue escalando y puede provocar una gran crisis energética en toda la Unión Europea.
La tensión en la frontera este de Europa no para de crecer en las últimas semanas. El Gobierno ucraniano ha pedido ingresar en la OTAN, Rusia está llevando tropas a la frontera con este país y Estados Unidos advierte al mundo y a los ucranianos sobre una posible invasión rusa. Todo esto preocupa en Europa, un problema más al que hacer frente junto con la crisis energética.
Esta crisis generada por la subida del gas causado por el parón de la pandemia ha provocado una subida desorbitada del precio de la electricidad, con la consiguiente reducción en el poder adquisitivo de los europeos. Por ello, los países que exportan gas a la Unión Europea han adquirido una gran importancia, demostrando la dependencia que tiene el continente de otros países al tener una escasa producción de energía no renovable.
El 35% de las importaciones europeas vienen de Rusia
Uno de esos países es Rusia, que cuenta con varios gasoductos en Ucrania que transportan gas a Europa. Por ello, la Unión Europea teme que los rusos reaccionen a las acusaciones vertidas sobre ellas reduciendo el suministro, que supone cerca del 35% de las importaciones europeas de este recurso natural para producir energía, situación agravada por situaciones como los problemas en algunas reservas de gas noruegas.
Sin embargo, esto no afecta a todos por igual. Los Estados del sur, por ejemplo, utilizan gasoductos que transportan gas libio o argelino. Otros, como España, han empezado a buscar otros proveedores, importando el gas natural licuado a través de barcos metaneros. Aún así, esta crisis puede afectar considerablemente a las reservas nacionales y, por ende, a su precio. Esta dependencia otorga poder geopolítico a países como Rusia, que adquieren ventaja de cara a negociaciones internacionales.
España no se verá afectada
Que Rusia corte totalmente el suministro de gas es improbable, ya que perdería una gran fuente de ingresos. Pero sí podría reducirlo, a pesar de perder una parte del dinero, para obtener ventaja en caso de que el enfrentamiento diplomático siga escalando. Esta ha sido la estrategia que usó cuando se paralizó el Nord Stream 2, un nuevo proyecto de gasoducto que cruzaba el mar Báltico y conectaba directamente Rusia con Alemania. El país de Europa del Este redujo el suministro y, aunque Putin dijo que se debía a necesidades internas, en Europa se cree que pudo ser una forma de presión.
España, sin embargo, no corre peligro, ya que importa su gas natural de Argelia, principalmente, Estados Unidos y Nigeria. Así lo aseguró a Efe Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica. "España cuenta con una posición sólida en cuanto a la garantía de suministro y, además, la infraestructura de regasificación de la que disponemos permite el rápido acceso a gas natural licuado por barco y, por tanto, no hay problema de abastecimiento con fuentes muy diferentes", explicó. Donde sí podría tener un impacto es en el precio de la materia prima.
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