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Los expertos toman la palabra sobre una medida de la tercera dosis: "No tiene sentido"

La decisión de establecer un plazo de cuatro semanas entre la infección por COVID y la administración de la dosis de refuerzo ha generado polémica.

Los expertos toman la palabra: "No tiene sentido".

El Ministerio de Sanidad ha decidido que aquellas personas mayores de 40 años, las autorizadas hasta ahora para recibir la dosis de refuerzo, que hayan pasado recientemente el COVID pueden recibir esta inyección 4 semanas después del contagio. Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, se ha mostrado sorprendido en una entrevista con El País: "Desde el punto de vista inmunológico no tiene sentido".

La variante Ómicron es reciente y, por tanto, los estudios sobre ella son escasos. Por ello, no hay evidencias científicas que apoyen esta decisión. Esto contradice la precaución con la que se ha llevado la pandemia hasta ahora, sin tomar decisiones de calado antes de que hubiera evidencias científicas. Esto sucedió, por ejemplo, con la ampliación de las dosis de refuerzo a los menores de 60 años, a quienes la pauta completa de vacunación protege en gran parte contra enfermedades graves y la muerte. De hecho, algunos expertos han declarado que está decisión llegó tarde.

Sin embargo, con la dosis de refuerzo ha sucedido todo lo contrario. El Ministerio de Sanidad no ha esperado a que haya ninguna evidencia científica. López Hoyos asegura, incluso, que cabe la posibilidad de que genere "problemas en el sistema inmunitario" al ser tan corto el plazo entre la infección y la nueva inyección. "Tras la vacunación, una infección por Ómicron es como una nueva dosis, pero más completa, porque no solo nos exponemos a una parte del virus, como con la inyección, sino a todos sus antígenos", explica el experto.

Esto sí que está demostrado científicamente. Una vez han pasado unas semanas desde la infección, "el organismo tiene anticuerpos efectivos". Por ello, el cuerpo adquiere una súperinmunidad muy difícil de ser quebrantada, funcionando la infección como una inyección de refuerzo. "No por dar una y otra dosis hasta el infinito sin espaciamiento de tiempo vamos a conseguir una mejor protección", sentencia el presidente de la Sociedad Española de Inmunología.

Esperar a las vacunas de nueva generación

El director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, el español Adolfo García-Sastre, es otro de los expertos que se muestran contrariados con la decisión. "Yo no me la pondría cuatro semanas después de contagiarme, ya que esta exposición al virus sirve como dosis de refuerzo. Esperaría unos meses a una vacuna diseñada frente a las nuevas variantes. Lo que sí haría es seguir poniendo esta tercera dosis a quien no ha pasado la enfermedad", explica a El País.

Sin embargo, hay quienes están de acuerdo. Es el caso de Jaime Jesús Pérez, de la Sociedad Española de Vacunología, que defiende en el mismo medio esta decisión de Sanidad. "En ningún país de Europa ni en Estados Unidos se toma la infección como parte de la pauta. Si se genera evidencia de que no es necesaria esta dosis, probablemente las estrategias cambien. Si una persona no recibe la dosis de refuerzo, puede encontrarse con que le impidan el ingreso a algunos países que la exijan", sentencia el experto.