Ómicron ha cambiado por completo el panorama epidemiológico en todo el mundo. Su detección provocó que muchos países adoptaran nuevas restricciones ante el incremento de contagios y de la incidencia acumulada por cada cien mil habitantes.

Desde la comunidad científica se apunta a una mayor transmisibilidad en comparación a las vairantes anteriores como la principal característica de Ómicron. Pese a ello, desde la OMS se apunta a que las vacunas son un instrumento "seguro y eficaz" en la lucha contra el coronavirus. Por el momento, se desconoce si esta variante es más o menos grave en comparaciones con otras variantes anteriores como Delta.

Ambas variantes tienen muchas diferencias, aunque comparten algunos rasgos comunes en lo referente a los síntomas. Tanto el dolor de cabeza, como los estornudos y la secreción nasal son frecuentes tanto en Ómicron como en Delta.

¿Cuáles son las diferencias entre Ómicron y Delta?

Los dos factores que diferencian a ambas variantes de la COVID-19 son la capacidad de transmisibilidad y la gravedad de la enfermedad. Según los expertos, Ómicron se propaga con mayor rapidez, aunque la enfermedad es menos grave que en el caso de Delta.

Además, hay otros muchos aspectos que las diferencian. Con respecto a las mutaciones, Ómicron presenta más de 30 cambios en la proteína pico y presenta también un riesgo de reinfección mayor que el de Delta, según un estudio realizado en Sudáfrica. Por otra parte, Ómicron no suele reproducirse en los pulmones.

¿Qué diferencia hay entre los síntomas de cada variante?

En cuanto a la variante Delta, además del dolor de cabeza, los estornudos y la secreción nasal, otros síntomas característicos son el dolor de garganta, la tos seca, la pérdida del olfato e incluso dificultad para respirar.

Estos tres últimos no aparecen con Ómicron. En esta variante, y a diferencia de Delta, no son tan frecuentes esa pérdida del olfato, o el dolor de garganta, sino que son más frecuentes otro tipo de síntomas como por ejemplo la fatiga, fiebre, lumbalgia, sudoración nocturna, conjuntivitis, nauseas o dolores musculares.

Ante la irrupción de Ómicron, en España se trabaja en la inoculación tanto de la dosis adicional en adultos como en la vacunación para los menores de 12 años. Según el último informe publicado por el Ministerio de Sanidad, el 32,1% de los niños de nuestro país (más de un millón de personas) cuentan con la primera dosis de Pfizer, mientras que se han administrado más de once millones de dosis de refuerzo.