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La historia del árbol de Navidad, y cómo hizo millonario a un piloto de guerra

Actualmente, cerca del 80% de los hogares de occidente tiene un árbol de Navidad artificial. Esto es gracias a Si Spiegel, un excombatiente que tuvo la idea mientras miraba un escaparate.

La historia del árbol de Navidad, y cómo hizo millonario a un piloto de guerra
elledecor.com

Si Spiegel es ahora un jubilado de 97 años, que vive rodeado de sus hijos, nietos y bisnietos, pero hace décadas, él fue un aguerrido piloto de combate de las fuerzas aéreas estadounidenses destinado en el frente europeo de la Segunda Guerra Mundial. Spiegel es uno de los pocos aviadores de la Segunda Guerra Mundial que sigue con vida, y pese a su avanzada edad sigue manteniendo recuerdos de aquella etapa de su vida.

Spiegel podría ser conocido por sus logros en batalla, o por la historia de su última misión, en la que fue alcanzado por munición antiaérea, obligándole a aterrizar de emergencia en una Varsovia ya dominada por el Ejército Rojo. Pero este veterano tiene otro hecho en su vida mucho más remarcable a nivel mundial: Spiegel es el ideólogo del árbol de Navidad artificial.

Una idea en el momento más oportuno

Todo ocurrió a su vuelta de la guerra, cuando mirando un escaparate se fijó en la disfuncionalidad de los arboles reales como adorno de Navidad, ya que ensuciaban mucho, eran muy pesados, y poco prácticos. Mirando aquella tienda, el excombatiente observó entre los adornos navideños, una especie de arbustos sintéticos, lo que le hizo pensar que el abeto o pino tradicional, también se podría sustituir por uno de materiales plásticos y metálicos.

En aquel momento, Spiegel trabajaba en una fábrica de cepillos que pasaba dificultades financieras, y propuso la idea de formar una división de arboles de Navidad dentro de la empresa para subsanar cuentas. Al principio esta idea no fue bien recibida, los encargados de dar luz verde veían muchas fisuras: ¿Para qué un árbol artificial si existían los verdaderos?, ¿Cómo se hacía uno de plástico?, ¿Dónde lo guardaban después de usarlo en Navidad hasta la llegada de la siguiente...? Pero principalmente la gran cuestión era otra: ¿Cómo hacer prosperar un negocio que su franja de ventas abarca, a lo sumo, veinte días al año?

El éxito del árbol artificial

Tras toda esa marejada de dudas que se le venía encima, Spiegel consiguió una oportunidad para desarrollar su idea, con un presupuesto muy limitado y poca confianza de sus superiores, iniciando así los ensayos y prototipos. Las primeras muestras eran poco convincentes y estéticamente feas, aunque con paciencia y perseverancia, Spiegel consiguió desarrollar una gama de arboles que gozaron de mucha popularidad. Poco a poco el volumen de ventas empezó a subir, y tras 20 años la empresa vendía unos 800.000 arboles anualmente.

Este éxito y beneficios hizo multimillonario a Spiegel, que también se ganó un puesto como director de la empresa, donde se mantuvo hasta su retiro a principios de la década de los 2000. Así es como este veterano de guerra revolucionó el concepto de decoración navideña a una nueva tendencia que perdura hasta la actualidad.

El origen del árbol de Navidad

"Los árboles de Navidad caseros surgieron en Alemania a principios del Siglo XVI. Algunos dicen que su gran impulsor fue Martin Lutero. Los árboles elegidos eran los Evergreen, los de hojas perennes, aquellos que mantienen su follaje a lo largo del año", recoge un artículo de Infobae.

Al principio, el árbol era utilizado los 24 de diciembre en la fiesta de Adán y Eva. Pero al poco tiempo otra costumbre se popularizó. Los cristianos festejaban la llegada de Jesús el 24 de diciembre y uno de los elementos caseros que integraban el rito de la celebración era una pirámide de madera que representaba a la Santísima Trinidad.

El árbol navideño tal como hoy lo conocemos es una síntesis de estas dos celebraciones. Tanto es así que uno de sus ornamentos principales, las bolas rojas, hacen referencia a las manzanas relacionadas con la festividad de Adán y Eva.

Esta costumbre se extendió por el norte de Europa y las islas británicas, desde donde fue exportado por los colonos a Norteamérica, y donde se convirtió en una tradición globalizada para la fe cristiana.