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¿Por qué no existe la inmunidad de rebaño?

Este término se popularizó al inicio de la pandemia como la solución para volver a la normalidad, pero 20 meses después es una "utopía" alcanzarla.

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¿Por qué no existe la inmunidad de rebaño?

Durante los primeros meses de la pandemia de popularizó el término 'inmunidad de rebaño' como la solución a la crisis sanitaria que vive el mundo desde hace casi dos años. Este concepto consiste en que una enfermedad deja de transmitirse cuando gran parte de la población se ha vuelto inmune a ella. Así, todos quedan protegidos ante ella, hasta los que no son inmunes, ya que la enfermedad deja de transmitirse.

Esta inmunidad de rebaño puede alcanzarse cuando la suficiente cantidad de personas han pasado la enfermedad y han generado anticuerpos, o bien cuando un gran porcentaje está vacunado. Sin embargo, tras 20 meses de pandemia, esta inmunidad no se ha alcanzado. Según expertos consultados por BBC Mundo, hay varios factores que convierten esto en algo improbable, como el comportamiento de las vacunas, su distribución desigual y la aparición de nuevas variables.

Factores que impiden alcanzar la inmunidad de rebaño

La variante Delta, dos veces más transmisible que la cepa original, o la Ómicron, que parece escapar a la vacunación con más capacidad que el resto de variantes, han complicado la situación. No obstante, la vacunación se ha mostrado eficaz para reducir considerablemente los casos de enfermedades graves y muertes.

"Con las vacunas que tenemos, aunque reduzcan la transmisión, el concepto de inmunidad de rebaño no tiene sentido", afirma Salvador Peiró, médico especialista en salud pública e investigador en farmacoepidemiología. Por tanto, aunque las vacunas salven vidas, no impiden la circulación del virus. Esta transmisión genera una complicación añadida: la posibilidad de que aparezcan nuevas variantes más contagiosas, más virulentas o más evasivas.

Otro de los factores que impiden esta inmunidad es que la protección que ofrecen las vacunas dura un tiempo limitado, entre seis y nueve meses, como confirman los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos. Por ello, ya se están administrando dosis de refuerzo en países donde gran parte de la población tiene la pauta completa.

La distribución no equitativa de las vacunas es otro de los elementos a tener en cuenta. Mientras que hay países que superan ampliamente el 70%, a nivel mundial solo la mitad de la población ha recibido la primera dosis, siendo el dato más bajo del 6,3% en los países más pobres, según Our World in Data.

"No vamos a ganar esto vacunando a los países ricos cada 6 meses", dice Caroline Colijn, investigadora en epidemiología y evolución de patógenos en la Universidad Simon Fraser en Vancouver (Canadá). "Es de extrema importancia tener una mirada global y asegurarse de que las vacunas estén disponibles y se usen en todas partes del mundo", afirma.

¿Qué depara el futuro?

Mauricio Rodríguez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que "la inmunidad de rebaño para el COVID es una utopía". "El problema es que el COVID tiene presencia en todos los grupos de edad, las poblaciones, en todos lados y en todo el tiempo", asegura, por lo que es "prácticamente imposible" alcanzar esta inmunidad.

Por tanto, hay que acostumbrarse a convivir con el virus, algo en lo que coinciden la mayoría de expertos. "No se trata de eliminar todos los casos, lo que esperamos es tener una situación inmunitaria con muy pocos casos graves", detalla Peiró. "El éxito de la pandemia es ver a los hospitales vacíos de casos de COVID", concluye.

Solo se puede aspirar a lograr una inmunidad de rebaño "en la práctica"; es decir, en ciertos grupos como las personas mayores de 60 años o personas de riesgo, como explica Colijn. Si se aplican las vacunas de manera masiva y equitativa se puede alcanzar una vida casi normal, sin necesidad de medidas radicales.

"Tenemos que pensar en qué medidas estamos dispuestos a mantener por siempre, quizás algunas de esas medidas son el uso de mascarillas, o los tests rápidos", dice la experta. "Dejar de ver a nuestros amigos o familiares probablemente no sea una de esas medidas, no podemos hacer eso por siempre", asegura.