La isla habitada más inaccesible del mundo
Tristán de Acuña es la isla habitada más remota del mundo cuyos ingresos se basan principalmente en la venta y exportación de langostas locales.
Se dice que se necesita tiempo para visitar Nueva York. También para Tokio. Se necesita tiempo para hacer un interrail por Europa, y se requiere otro tanto para viajar por, qué sé yo, Rusia, Canadá, Brasil o cualquiera de esos países interminables. Pero también se necesita tiempo para visitar Tristán de Acuña, una isla que tiene tan solo 99 km² de superficie. Andorra, por ejemplo, tiene 468.
Y se necesita tiempo porque, según la BBC, para llegar hay que volar a Ciudad del Cabo y encontrar un velero que nos lleve para después navegar durante 18 días en el océano Atlántico. También se puede optar por un viaje más o menos rápido a bordo del SA Agulhas, que tan solo tarda seis días en llegar a Tristán de Acuña, pero solo viaja una vez al año.
A unos 3.000 kilómetros de tierra firme
Entonces llegarás a Edimburgo de los Siete Mares, la única población y capital de Tristán de Acuña, que se encuentra a unos 3.000 kilómetros de distancia de tierra firme. ¿Cómo es la vida en la isla habitada más remota del mundo?
Esto es la isla de Tristán de Acuña, el lugar habitado más remoto del planeta.
— Azul Místico (@Azul_Mistico) April 29, 2020
Es una locura de lugar así que abro hilo y os lo cuento 👇 pic.twitter.com/hzl4AMwifw
Según cuenta la BBC, la isla tiene 133 mujeres y 112 hombres, es decir, 245 habitantes. Hay una cafetería, un salón para eventos multitudinarios, una oficina de correos y un pub. Seis apellidos dominan la isla: Lavarello, Repetto, Rogers, Swain, Green o Glass, y tan solo hay dos habitantes que no nacieron en la isla, pues se casaron con locales y decidieron quedarse en Tristán de Acuña.
Hay un profesor y un médico que se acercan a la isla con contratos temporales desde Reino Unido, pues se trata de un territorio británico de ultramar. Los locales dicen que la conexión a internet es “mala” o “muy mala”, pero las llamadas, cuando el teléfono funciona, son gratuitas. “No hay cerraduras”, afirma un local.
Sin casos COVID-19 pero afectados por la pandemia
Según el medio mencionado, el pasatiempo preferido de los isleños es hacer una barbacoa o una braai, un pasatiempo tradicional de Sudáfrica. Pero la tecnología también ha infectado a los habitantes de Tristán de Acuña, pues lo normal era tocar instrumentos y cantar a diario, pero “en estos días la mayoría de la gente prefiere pasar su tiempo libre frente a las pantallas", indica Alasdair Wyllie, un hombre que vivió y trabajó allí como asesor para proyectos de agricultura.
Y aunque la isla no haya sufrido la COVID-19, la pandemia también les ha afectado. Los barcos que traían los recursos y alimentos no salieron de Ciudad del Cabo. "La cadena de suministro, que es frágil en el mejor de los casos, se vio gravemente afectada", señala Alasdair. "Se quedaron sin frutas y verduras hace mucho tiempo", agrega, y continúa": No es raro que esto suceda, pero quién sabe cuándo volverán a llegar los alimentos frescos con la situación actual".
Así, la población ha tenido que ir tirando de la Tristan Lobster, una especie local de langosta de agua fría cuya venta y exportación supone el 70% de los ingresos de la isla.
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