El agua del grifo, en la mayor parte de España, es perfectamente potable y saludable. Aunque se clasifiquen entre agua blanda y agua dura. Decimos que el agua tiene un grado de dureza según la concentración de compuestos minerales encontrados en ella.

Esta concentración será de minerales, magnesio y calcio, que no tiene ninguna repercusión en temas de salud humana pero sí en la eficiencia energética y en el gasto para las familias. Por ejemplo, una familia de cuatro personas que vivan en una misma casa se acumula en las tuberías de media 52,5Kg/año de cal, que puede llegar a provocar problemas en las tuberías, en los electrodomésticos y en el aumento del gasto de agua.

Cómo saber que nuestra agua no es muy buena

Si el agua de nuestra es dura, lleva muchos minerales, el jabón para limpiar la ropa es menos efectivo, y necesitaríamos más para conseguir el mismo resultado que con agua más blanda.

El jabón para el cuerpo hará menos espuma y también tendrá menos efecto. Además, la piel estará más reseca.

Se necesitará más sal en el lavavajillas, estropeando las resistencias del electrodoméstico.

La cal no es buena para el riego de plantas ni jardines, así que si riegas de manera manual, añade gotas de vinagre o de limón.

Cuando planches, notarás que las aguas más duras son las causantes del 65% de las averías en este electrodoméstico.

A partir de una dureza del agua de 18 °f la instalación de un descalcificador será necesaria. Este dato te lo aportará un experto.

¿Qué es el pH del agua?

Es una prueba que se realiza para conocer la calidad del agua, e indica la acidez o alcalinidad de la misma. La escala va del 0 al 14, siendo 7.0 la medida neutra. Por encima de 8 puntos se consideran alcalinos y, por debajo, se consideran ácidos.

Según la normativa de la Unión Europea, el pH del agua potable debería situarse entre 6,5 y 9,5. La forma más completa de averiguarlo será siempre contar con un experto que venga a realizar un test del agua directamente en el domicilio.