El Índice de Precios de Consumo (IPC) es un indicador que mide la evolución de los precios de los bienes y servicios de consumo adquiridos por los hogares residentes en España, con lo que sirve para conocer las variaciones que experimentan estos costos en un período determinado. Y las noticias que llegan no son nada alentadoras.

Según los datos publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) los precios en España han continuado su escalada en octubre, hasta aumentar un 5,5% respecto al mismo mes de 2020, lo que supone 1,5 puntos por encima de la tasa de septiembre y la mayor subida interanual en 29 años, ya que no se registraba nivel tan alto desde 1992.

En caso de confirmarse el próximo 12 de noviembre, esta cifra reflejaría que el encarecimiento de los bienes y servicios sigue acelerándose, pues supondría un aumento de un punto y medio en su tasa anual, pues, en el mes de septiembre, esta variación fue del 4% en comparación al mismo mes del año anterior.

Inflación subyacente

Por su parte, la inflación subyacente, que no incluye el precio de los alimentos ni de los productos energéticos por ser más volátiles, ha registrado un incremento mucho más moderado, del 1,4%. El INE señala que no se veía una diferencia tan marcada entre ambas tasas desde agosto del año 1986, lo que pone de manifiesto el descomunal crecimiento de los precios que han experimentado los precios de la energía y la cesta de la compra en comparación con los demás productos y servicios.

No obstante, este último dato sobre la inflación resulta muy relevante para el futuro. “Los altos precios de la energía explican el dato, pero lo relevante a efectos de política monetaria es la subyacente, que sigue situándose en un terreno cómodo en España y en la zona euro. El precio de la energía remitirá en primavera. Por lo tanto, en 2022 observaremos un fuerte crecimiento con una inflación menos elevada que en 2021″, explica en El País Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano.

Encarecimiento de la electricidad y carburantes

Aunque el INE no detalla la evolución de los precios en cada tipo de producto, sí ha destacado “las subidas de los precios de la electricidad y, en menor medida, los carburantes y lubricantes para vehículos personales y el gas”. De hecho, estos “servicios COVID-19” son los que han experimentado una mayor subida, ya que son 16,2% más altos que hace un año y un 3,6% más elevados que hace un mes. También se incluyen en este sector alquiler de vivienda, servicios de telefonía, seguros, comisiones bancarias y servicios funerarios.

Ante esta situación, el secretario confederal de CCOO, Unai Sordo, pidió el pasado 15 de septiembre que se tomen medidas para corregir los precios energéticos, los de la vivienda y la subida de salarios. Asimismo, solicitó al Gobierno que garantice que las pensiones y rentas que dependen del Estado no pierdan poder adquisitivo, pues de lo contrario “la subida del IPC va a lastrar la capacidad de compra de los hogares más débiles”.

Mientras tanto, los considerados “bienes COVID-19” (alimentos, bebidas, bienes no duraderos para el hogar, productos farmacéuticos y médicos, productos para mascotas y artículos de cuidado personal) han subido en octubre un 1,3% interanual, en relación con la subida del mes anterior.