La situación del volcán sigue siendo preocupante, la imagen del día es como la lava está engullendo el campo de fútbol de La Laguna. Literal. Impresionante como avanza destrozando todo a su paso, ya sólo se ve un poco de césped que desaparecerá en las próximas horas. Mientras, en el cono del volcán, los técnicos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) han detectado un nuevo desbordamiento. En las imágenes se puede ver cómo el magma expulsado brota a borbotones.

Además, el Plan Especial de Emergencias Volcánicas de Canarias (PEVOLCA) ordenó anoche la evacuación de un nuevo barrio del municipio de Los Llanos de Aridane en la isla de La Palma ante el avance de la última colada de lava generada por la erupción del volcán en Cumbre Vieja. Igualmente, los expertos han detectado una deformación del terreno que supera los cinco centímetros en las inmediaciones del volcán. María José Blanco, portavoz del comité científico de PEVOLCA, le resta importancia al considerarla superficial.

Se dio instrucciones de evacuar la zona comprendida al sur del Camino de la Cruz Chica en el cruce con Camino de Los Campitos, siguiendo por Camino Morro Cabrito hasta alcanzar la carretera LP-2, según ha informado el Gobierno de Canarias.

Se estima que esta nueva evacuación afecta a una quincena de vecinos que residen en este ámbito, y que ha recibido órdenes de reunirse en el campo de lucha de Camino León. Esta es la segunda evacuación que provoca en apenas 24 horas el avance de la nueva colada que se ha formado en los últimos días al norte de la principal, después de que el martes por la tarde se ordenara abandonar sus viviendas a unos 800 de vecinos del barrio de La Laguna.

En este caso el PEVOLCA explica que se toma esta medida "debido a la previsión de avance de la colada de lava que discurre más al noroeste y su proximidad a la zona límite del perímetro ya evacuado".

El peligro del polvo sahariano

La llegada del polvo sahariano junto con la nube de ceniza puede causar problemas a la población a nivel respiratorio, además de provocar nuevos confinamientos si afectara a los más vulnerables y fuera peligroso para los ciudadanos. 

Si la llegada de ese polvo sahariano es como se espera, como una densa cortina, a partir de los días 15 y 16, habrá riesgo real para la población. Evitar problemas respiratorios es una prioridad para las autoridades. 

Llega el buque Ángeles Alvariño

El buque oceanográfico Ángeles Alvariño, del Instituto Español de Oceanografía (IEO), tiene previsto llegar a La Palma el domingo por la noche para dar continuidad a la monitorización del impacto de la lava procedente del volcán en Cumbre Vieja en el medio marino.

Antes, pasará por El Hierro para recuperar el instrumental que lleva instalado en el interior del cráter principal del volcán submarino Tagoro desde hace cinco meses registrando la actividad gracias a un geófono y un hidrófono y midiendo en el agua circundante parámetros como la temperatura, conductividad, presión, turbidez y pH.

El equipo científico cartografiará diariamente el avance de la colada para estudiar así, junto a científicos del IGME, el avance del delta de lava y el cálculo del volumen de materiales que llegan tanto al limite de la plataforma como al océano profundo a través de cañones submarinos.

Preocupa la colada del sur

La colada del sur se mueve 50 metros por hora y es la que más preocupa por la acumulación de energía. Además, en algunos puntos el ancho llega a 1.770 metros, 250 metros más que las mediciones de hace unos días. 

El fin de la erupción

La portavoz científica del Pevolca, María José Blanco, del Instituto Geográfico Nacional, ha explicado que los científicos piensan que la erupción no remitirá ni a corto ni medio plazo sobre todo porque las emisiones de dióxido de azufre son muy elevadas, más de 17.000 toneladas diarias, y para pensar en que el volcán se está apagando deberían bajar al entorno de las 100 toneladas.

"Sé que es muy difícil de pedir, pero hay que tener paciencia", ha dicho Pedro Sánchez tras escuchar el diagnóstico de los científicos y poco antes de encontrarse con algunos de los damnificados por la lava.