VOLCÁN EN LA PALMA

El runrún de Mazo y Fuencaliente

AS visita Fuencaliente y la Villa de Mazo para hablar con los vecinos sobre la serie de temblores de estos días.  Preocupación, reuniones y avisos.

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El runrún de Mazo y Fuencaliente
Guillermo Trujillo

En la tranquila Villa de Mazo la ceniza se cuela por las empinadas cuestas empedradas. En la plaza del ayuntamiento, mientras tanto, se sigue limpiando con verdadero afán. Dentro del bar La Calzada, apenas un puñado de vecinos y un agente de policía se ponen al día. El café de la mañana, bocadillos por encargo, asuntos diarios y el volcán. Y desde hace bastantes días, en boca de todos, la serie de temblores que se vienen registrando en la zona cada vez con mayor frecuencia. Hoy, el más fuerte de todo el año en la isla (4.3 escala Richter, 35 kms profundidad).

“Estamos preocupados, no sabemos qué puede pasar en cualquier momento. Nos dicen que de momento no hay peligro, pero uno está con la incertidumbre… Se sacuden las ventanas, el televisor… Nos tranquilizan, nos dicen que está controlado, pero uno tiene miedo", cuenta Pilar González a AS.

Un paseo apresurado con el perro. Alguna obra en marcha. Y silencio. En las calles, muy poca gente. "Hay personas que se han ido del pueblo… Existe la preocupación porque el volcán está a muy pocos kilómetros de nosotros por el otro lado”, añade González.

El runrún de estos días se viene acrecentando además con los avisos que, según cuentan los vecinos, han recibido en sus domicilios durante los últimos días. Al margen de las reuniones informativas habituales por la erupción, la notificación de tener lo imprescindible preparado en caso de que fuera necesaria una evacuación urgente.

Iglesia en la Villa de Mazo (La Palma).

"Los temblores se sienten bastante, pero ya estamos acostumbrados… Y sabemos por los expertos que se debe a que por aquí se está surtiendo ese magma para la otra zona y eso nos da tranquilidad. La gente está concienciada. Vamos a tener que convivir con el volcán durante días”, cuenta Galo Herrera, vecino de Breña Baja en una breve pausa mientras trabaja en Mazo.

Los expertos llevan tiempo monitorizando el incremento de la actividad sísmica en la zona y coinciden en que, de momento, la erupción se concentra en Cumbre Vieja, aunque tampoco se descartan otros escenarios. "Estamos a la espera de ver la evolución. Hay que esperar los datos de los inclinómetros, de la deformación, para poder interpretar el fenómeno. En otras erupciones ha habido otras fisuras eruptivas paralelas a la primera, pero hay que ir viendo cómo evoluciona para poder hacer un pronóstico. Normalmente, son próximas, pero también pueden aparecer a distancias más largas. Ahora mismo no estamos en este escenario", explicaba la vulcanóloga del IGME-CSIC Inés Galindo a AS la semana pasada.

Volcanes y el riesgo de quedar incomunicados.

Al sur de la Palma, en Fuencaliente, la preocupación también existe. Quedar incomunicados por la vertiente este, además de por la oeste, asoma como el gran temor. "Uno de los miedos entre los vecinos es quedar aislados. Si hubiera una erupción en la zona alta de Mazo, como ocurrió en el Duraznero cuando se activó el San Juan, sería un problema tremendo. Estaríamos comunicados únicamente por barco", cuenta Jessica Ramos, directora del Centro de Acogida Las Indias.

En la residencia los mayores recuerdan estos días otras erupciones y asumen con naturalidad los temblores. "Salvo algún día puntual más intenso diría que ellos lo llevan bien. De esto hablamos más nosotros como trabajadores de la residencia que ellos... Ellos vivieron el Teneguía, otros incluso el San Juan... El plan municipal de emergencias está activado y nosotros tenemos preparado un kit de emergencias que incluye artículos de aseo personal, ropa, blísters con la medicación de cada uno en caso de que hubiera que proceder a una evacuación", explica Ramos.

De fondo y a ratos sigue sonando el volcán. Y mientras tanto temblores, reuniones y avisos. El runrún de Mazo y Fuencaliente.

Calles vacías en la entrada a Fuencaliente (La Palma).