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La impresionante foto del volcán Vesubio hecha desde el espacio

Thomas Pesquet, miembro de la Agencia Espacial Europea, ha tomado la fotografía del volcán, uno de los más populares y mortíferos del mundo.

La impresionante foto del volcán Vesubio hecha desde el espacio
Thomas PesquetTwitter

Hay al menos 1.500 volcanes en activo en todo el mundo, de los que entre 50 y 70 entran en erupción cada año, según el servicio geológico estadounidense. Uno de los más populares y mortíferos es el Vesubio, en Italia, que en el año 79 sepultó Pompeya y buena parte de Herculano.

Ahora, este famoso volcán ha sido noticia por la impresionante imagen que ha captado de él Thomas Pesquet, uno de los integrantes de la tripulación de la Estación Espacial Internacional. “El Vesubio y Nápoles. Las montañas son siempre más espectaculares si se fotografían en un ligero ángulo en vez de en una perfecta vertical, el relieve es más visible”, ha escrito en su cuenta de Twitter el astronauta francés, conocido por publicar imágenes de fenómenos naturales o de los diferentes lugares del mundo por los que pasa durante las 16 vueltas que da a la Tierra diariamente, incluida la ciudad española de Madrid.

¿Cómo murieron las víctimas del Vesubio?

El Vesubio lleva dormido desde 1944, pero muchos años atrás, en el 79, experimentó una de las erupciones más mortíferas de la historia. El volcán expulsó roca ardiente y ceniza hasta 20 kilómetros más allá de sus laderas. Las poblaciones cercanas, Pompeya y Herculano, quedaron sepultadas bajo ese manto de roca derretida y no fueron excavadas hasta el siglo XVIII.

En Herculano, las calzadas y las calles quedaron inundadas por una especie de fango, mezcla de ceniza, lava y lluvia, del que poca gente logró huir. En Pompeya ocurrió algo similar. Comenzó con una fina lluvia de ceniza que nadie apreció y, a continuación, empezaron a caer las piedras volcánicas. La ciudad quedó envuelta en vapores de azufre que penetraron por las rendijas y hendiduras de las casas. Los ciudadanos trataban de ocultarse en los primeros rincones que encontraban y, cuando muchos decidieron escapar en el último momento, quedaron lapidados por las piedras pómez. Otros quedaron sepultados por los escombros de las viviendas que se derrumbaban.

Durante años se pensó que las víctimas habían muerto por asfixia, pero un estudio publicado en 2018 en la revista PLOS One reveló que los fallecimientos no fueron agónicos, sino que fallecieron abrasados al instante. “Contrariamente a lo que creían hasta hoy los expertos, las víctimas no sufrieron una larga agonía por asfixia, sino que perdieron la vida al instante por exposición a altas temperaturas, de entre 300 y 600 º C”, afirma Giuseppe Mastrolorenzo, uno de los autores de la investigación. “Los moldes de los cuerpos presentan lo que se conoce como cadaveric spasm, una postura adoptada únicamente cuando la muerte es instantánea”, añade.

Por su parte, otro estudio realizado también en 2018 por arqueólogos de la Universidad Federico II de Nápoles y publicado la misma revista planteó que los ciudadanos murieron al explotarles el cráneo por altas temperaturas. “Un patrón generalizado de hemorragia inducida por el calor, aumento de la presión y estallido del cráneo”, explican los investigadores. La avalancha de flujos piroclásticos produjo que les hirviera la sangre y que sus cráneos explotaran. Llegaron a esta conclusión al observar un polvo negro y rojizo que impregnaba los huesos.