Un estudio del Centro de Información de Medicamentos (CIME) de la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, ha revelado que las intoxicaciones por ivermectina, un medicamento contra los parásitos, se han disparado desde que este fármaco se convirtiera en la última “cura milagro” contra el coronavirus. No hay pruebas de que la ivermectina sirva para combatir esta enfermedad y su abuso puede resultar perjudicial para la salud.

Según el informe del CIME, la dispensación de recetas de ivermectina ha aumentado 24 veces desde el inicio de la pandemia. También lo han hecho las llamadas registradas por los centros de control de intoxicaciones de Estados Unidos, los cuales han atendido cinco veces más avisos que antes.

La ivermectina es un medicamento utilizado para tratar algunas infecciones causadas por parásitos internos o externos (no es el caso con el coronavirus). También se usa en veterinaria para prevenir y tratar infecciones en animales. “Cuando se usa en dosis apropiadas para las indicaciones aprobadas, la ivermectina generalmente es bien tolerada”, explica el CIME.

Víctimas de la desinformación

Este medicamento se ha convertido en los últimos meses en la última “cura milagro” contra el coronavirus, promovida, entre otros, por colectivos antivacunas. En algunos casos, las personas recurren incluso a productos veterinarios disponibles sin receta. Sin embargo, no solo no existen pruebas de que la ivermectina ayude a tratar esta enfermedad, sino que su uso indebido puede resultar muy dañino.

Los efectos nocivos de este desparasitante incluyen “síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos y diarrea”, según el CIME. “Las sobredosis se asocian con hipotensión y efectos neurológicos como disminución de la conciencia, confusión, alucinaciones, convulsiones, coma y muerte”, añade el informe. Además, la ivermectina puede potenciar los efectos de otros fármacos que causan depresión del sistema nervioso central, como las benzodiazepinas y los barbitúricos.

El informe destaca dos casos de efectos adversos por el consumo de ivermectina. El primero de ellos es el de un adulto que bebió una fórmula inyectable para su uso en ganado y acudió a un hospital con “confusión, somnolencia, alucinaciones visuales, taquipnea y temblores”. Afortunadamente, el paciente se recuperó tras nueve días ingresado.

El otro caso destacado es el de un paciente adulto que “presentó un estado mental alterado después de tomar tabletas de ivermectina de concentración desconocida compradas por Internet”. “El paciente tomó cinco tabletas al día durante cinco días para tratar la COVID-19. Estaba desorientado y tenía dificultad para responder preguntas y seguir órdenes”, explica el informe del CIME.