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Un español crea una máquina que produce agua ‘de la nada’

El ingeniero gallego Enrique Veiga ha desarrollado un sistema capaz de extraer agua potable de la atmósfera. Su invento ya se utiliza en zonas donde escasea este recurso.

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Un español crea una máquina que produce agua ‘de la nada’
JON NAZCA REUTERS

Enrique Veiga, un ingeniero gallego de 82 años, es el creador de uno de los inventos del momento. Se trata de una máquina capaz de extraer agua potable de la atmósfera incluso en las condiciones atmosféricas de un desierto. Este aparato ya ha comenzado a utilizarse en algunas zonas rurales de Namibia e incluso en un campo de refugiados libanés.

Veiga creó el primer prototipo en la década de 1990 durante una sequía que afectó a España. Ya en 2015, este ingeniero se mostraba muy optimista con su proyecto. Ahora, su empresa Aquaer, con sede en Sevilla, ha creado una línea de máquinas con las que espera ayudar a las regiones donde más escasea este recurso.

El sistema de esta compañía española utiliza un mecanismo eléctrico similar al del aire acondicionado que refrigera el aire hasta condensarlo. Pero este aparato funciona incluso a temperaturas de 40 º C y con humedades de solo el 10 % o el 15 %. Una máquina de pequeño tamaño puede llegar a extraer entre 50 y 75 litros en una sola jornada, mientras que una versión más grande puede llegar a los 5.000 litros diarios.

“Nos preguntaban de dónde salía el agua”

Según explicó Veiga a Reuters, “el objetivo es ayudar a la gente y llegar a lugares como campos de refugiados que no tienen agua potable. Nuestra idea no es solo hacer un dispositivo que sea efectivo, sino también que sea útil para las personas que tienen que caminar kilómetros para buscar agua o hacer pozos”. “En los pueblos de Namibia que visitamos, la gente no se lo creía. Nos preguntaban de dónde salía el agua”, añade el ingeniero gallego.

En 2017, el invento de Veiga llamó la atención de un inversor vietnamita, Nhat Vuong, quien fundó una organización sin ánimo de lucro llamada Water Inception para llevar una de las máquinas de Veiga a un campo de refugiados en Trípoli, en el Líbano. Vuong, cuyo trabajo se centra ahora en reducir los costes de la electricidad, asegura que está “muy contento” con el funcionamiento de los extractores de agua potable.