El 6% de los ingresados con la vacuna puesta no tenían factores de riesgo
Una investigación realizada por científicos de Israel aporta nuevos datos sobre la eficacia de la vacuna de Pfizer en personas con la pauta completa.
Un estudio realizado por expertos de Israel ha arrojado nuevos datos sobre la eficacia real ante el coronavirus de la vacuna desarrollada por Pfizer y BionTech, fármaco que en la fase 3 de los ensayos clínicos mostró una efectividad del 95%.
Este trabajo, que ha sido publicado en la revista científica Clinical Microbiology and Infection, revela, entre otros aspectos, que una minoría de las personas totalmente vacunadas con comorbilidades previas podría padecer COVID grave o incluso perder la vida.
El estudio desarrollado por científicos israelíes desvela asimismo que el 40% de las personas vacunadas con las dos dosis necesarias que requieren de un ingreso hospitalario a causa del coronavirus son individuos con inmunodeficiencias. Además, los resultados de la investigación mostraron que el 22% de los individuos inmunizados que fueron hospitalizados fallecieron.
Asimismo, el estudio, que fue desarrollado con una muestra de 152 pacientes de 17 hospitales de Israel, indica que el 25% de las personas ingresadas con la enfermedad tras completar la pauta de la vacunación padeció un COVID grave y necesitaron ventilación mecánica.
"Alto número de comorbilidades" en los pacientes analizados
No obstante, en la mayoría de los casos analizados los pacientes presentaban “un alto número de comorbilidades”, según explicaron los investigadores, un aspecto que implica una mayor tendencia a padecer la enfermedad en una forma más grave. Así, el 71% de los pacientes estudiados padecía diabetes; el 27%, insuficiencia cardiaca; el 24%, enfermedades crónicas de riñones o pulmones; otro 24% había padecido anteriormente cáncer; y el 19% tenía demencia.
De esta manera, únicamente el 6% de las personas que se sometieron al estudio efectuado por científicos israelíes no presentaba patologías previas. Los resultados de este trabajo, que muestra un mayor impacto de la enfermedad en personas completamente vacunadas que cuentan con inmunodeficiencias, podría suponer un respaldo para las voces que apoyan la necesidad de una tercera dosis en este grupo.