Después de tres intensos meses de búsqueda e incertidumbre, la Guardia Civil encontró la semana pasada a Paco, conocido como “carpintero” por su oficio, que había permanecido escondido en una cueva de Extremadura durante más de dos meses. Para tranquilidad de sus seres queridos, el hombre se encontraba en perfecto estado de salud.

Desapareció en marzo

Francisco Ventura Macarro Cosmos, vecino de 51 años de Barcarrota (Badajoz) y apodado “carpintero” por el taller que tenía en la calle San Benito, desapareció el pasado 20 de marzo sin avisar. Según cuenta el diario Hoy, estaba separado y solía viajar mucho, con lo que al principio sus familiares no se preocuparon demasiado. Sin embargo, los días transcurrían y Paco no daba señales de vida, con lo que comenzaron a inquietarse. Finalmente, el 29 de marzo denunciaron su desaparición ante la Guardia Civil, que inmediatamente activó el protocolo de acciones de servicio para tratar de localizarlo.

El 31 de marzo, este cuerpo de policía coordinó una batida en la que participaron más de 60 personas entre agentes, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), perros adiestrados, equipo Pegaso y Seguridad Ciudadana, vecinos de la localidad y voluntarios de Protección Civil, apoyados por helicópteros de la Junta de Extremadura. Entre todos, rastrearon también los municipios cercanos de Barcarrota y Salvaleón, pero no consiguieron encontrarle.

Durante los siguientes meses, la investigación continuó y la Guardia Civil no descartaba ninguna hipótesis. Barajaba tanto la posibilidad de que fuera una desaparición voluntaria como involuntaria y lo buscaban por el medio terrestre y acuático. En los últimos dos días, se había unido a estas labores el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, que realizó inmersiones en el pantano del Ahijón.

Tres meses viviendo en una cueva

Finalmente, el 16 de junio, sobre las 18:30 horas, la Guardia Civil encontró a Paco en la finca “El Potril”, entre las localidades de Barcarrota y Zahinos. El desaparecido había estado escondido durante esos casi tres meses en una cueva formada por unos riscales y de difícil acceso. El hombre explicó a los agentes que había llegado allí voluntariamente y que no se había planteado que pudieran estar buscándole. Aparentemente, se encontraba en perfecto estado de salud, pero fue trasladado al centro médico del municipio para que un doctor le examinara.