La tragedia ha azotado Bagdad (Irak) tras conocerse que al menos 82 personas han muerto y 110 han resultado heridas. Los hechos ocurrieron durante la noche del sábado, cuando se produjo la explosión de una bombona de oxígeno y posterior incendio en un hospital para pacientes de coronavirus situado en la capital iraquí, lo que derivó en el fatal desenlace.

Según señaló el Ministerio de Salud, más de 200 pacientes habían sido rescatados del edificio. Ahmed Zaki explicó en declaraciones a EFE cómo pudo salvar a algunas personas: "Logré rescatar a mi hermano y sacarlo a la calle. Luego volví al edificio y subí al último piso que no estaba en llamas. Ahí encontré a una joven asfixiada de unos 19 años que estaba a punto de morir. La cargué sobre mis hombros y bajé corriendo".

Depurar responsabilidades

Por su parte, Mustafa al Kazemi, primer ministro del país, informó que ha pedido resultados de las investigaciones sobre lo ocurrido en un plazo máximo de 24 horas.

El dirigente aseguró que se debe castigar a los responsables, y temporalmente ha apartado del cargo tanto al ministro de Salud, Hasán al Tamimi, como al gobernador de Bagdad, mientras que han sido detenidos el director del hospital, el jefe de seguridad y el de mantenimiento.

Pese a que el Ministerio del Interior ha descartado que la explosión haya sido intencionada, Al Kazemi descartó hablar de error humano, sino de negligencia "criminal. Que nadie me diga que fue por un fallo eléctrico, es una vergüenza".

Afectado por la pandemia

Irak es uno de los países de Oriente Próximo con más contagios por coronavirus. Según las cifras que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1,18 millones de personas han sido contagiadas y la cifra de muertes supera las 15.000.