Un estudio señala que dormir muy poco en edades medianas puede aumentar el riesgo de demencia
Actualmente se sabe que los cambios cerebrales previos a la enfermedad comienzan entre 15 y 20 años antes de que las personas presenten problemas de memoria y pensamiento.
Durante muchos años, los investigadores han tratado de determinar la relación entre el sueño y el deterioro cognitivo. Aunque las respuestas han sido complicadas de alcanzar, ahora un estudio puede arrojar más luz: las personas de 50 años en adelante que duermen seis horas o menos por la noche tienen más probabilidades de desarrollar demencia a finales de sus 70 años.
La investigación fue publicada el martes en la revista Nature, y en ella se observó a 7.959 personas en Gran Bretaña durante unos 25 años, cuando éstas tenían 50. Algunos de ellos utilizaban diferentes pulseras inteligentes o dispositivos electrónicos para medir su sueño y confirmar los datos.
Para realizar el estudio, se tuvieron en cuenta factores como la edad, el sexo, la etnia y la educación. Los datos mostraron que aquellas personas de 50 a 60 años que dormían seis horas o menos cada noche tenían 30% más de posibilidades de ser diagnosticadas con demencia respecto a las que reportaron dormir siete horas de forma habitual, lo que califican los expertos como sueño "normal".
En el caso de esta investigación, cuando se cerró la base de datos, 6.875 participantes habían llegado a los 70 años sin padecer ningún tipo de enfermedad mental. Entre ellos, 426 sí que mostraban síntomas de un principio de demencia.
Evidencia sólida
La doctora Kristine Yaffe, profesora de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de California, recalcó la importancia de esta investigación: "Sería realmente poco probable que casi tres décadas antes, este sueño fuera un síntoma de demencia, por lo que es un gran estudio que proporciona evidencia sólida de que el sueño es realmente un factor de riesgo".
Se sabe que los cambios cerebrales previos a la demencia, como la acumulación de proteínas asociadas con el Alzheimer, comienzan entre 15 y 20 años antes de que las personas presenten problemas de memoria y pensamiento. Por ello, los patrones de sueño en ese periodo podrían considerarse un efecto emergente de la enfermedad.
En una línea similar a Yaffe se manifestó el doctor Erik Musiek, neurólogo y codirector del Centro de Ritmos Biológicos y Sueño de la Universidad de Washington en San Louis: "No sé si este estudio necesariamente sella el trato, pero se acerca porque tiene muchas personas que eran relativamente jóvenes. Existe una posibilidad decente de que estén capturando a personas de mediana edad antes de que tengan patología de la enfermedad de Alzheimer o placas y ovillos en el cerebro".
Visitar a un especialista
Para poder remediar este problema, Yaffe dio la 'receta' de cara a aumentar las horas de descanso: "En general, las pastillas para dormir y muchas otras cosas no te dan un sueño tan profundo. Realmente queremos dormir profundamente porque ese parece ser el momento en que las cosas se aclaran y es más reparador".
En ese sentido, subrayó que las siestas son un buen componente para recuperar el sueño perdido, pero que dormir bien por la noche debería provocar que la siesta fuera innecesaria. Por ello, recalcó la importancia de que las personas que sufran este tipo de trastornos acudan a especialistas para intentar ponerle freno.
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