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Educación diseña una revolución en España: menos teoría y más práctica

Se pasaría del sistema enciclopédico de hechos y conceptos a que los alumnos apliquen los conocimientos, como se hace en otros países, según 'El País'.

Educación diseña una revolución en España: menos teoría y más práctica
Juan Carlos CárdenasEFE

El sistema educativo español podría sufrir una revolución y un cambio en profundidad, algo muy demandado por diversos sectores de la sociedad, como el propio alumnado. El Ministerio de Educación pretende modificar la forma en la que se aprende en la escuela y acabar con el actual sistema de aprendizaje, denominado sistema enciclopédico.

Tras la aprobación de la ley Celaá, la nueva ley educativa, el ministerio se ha puesto manos a la obra para reformar el currículo, pieza central del sistema educativo en el que se expone qué se estudia y cómo se evalúa, según informa El País. Por tanto, quedaría atrás el modelo implantado con la ley Wert de listados de hechos y conceptos y de repetición, y se pasaría a uno en el que los alumnos sepan aplicar los conocimientos. Es decir, un modelo competencial.

Organismos internacionales como la Unión Europea o la OCDE defienden esta forma de educar, que está implantada en países como Portugal, Finlandia, Escocia, Gales o Quebec.

¿Cómo sería el nuevo modelo?

Se trataría de un currículo menos sobrecargado de contenido exhaustivo y profundo, basado principalmente en que los alumnos sepan relacionar los contenidos que aprenden con resolver problemas, es decir, básicamente saber aplicar los conceptos en lugar de memorizarlos y repetirlos. Por supuesto, se seguirán enseñando las cuestiones culturales esenciales. Se pretende, entre otras cosas, reducir el elevado número de alumnos que se pierden por el camino o la tasa de abandono escolar.

Se estudia que se enseñen varias materias en una misma clase, es decir, por ámbitos, que la docencia sea compartida y haya dos profesores a la vez en cada aula, o que se trabaje de manera colaborativa entre los alumnos.

En cualquier caso, los centros educativos tendrán más autonomía y podrán diseñar su propia enseñanza en función de su alumnado. Los profesores no tendrán un manual de qué enseñar en cada asignatura casi por semanas, como se hace ahora, y solamente tendrán definidos unos conocimientos que se deben tener al terminar primaria y secundaria y unos criterios de evaluación.

Los profesores contarán con cursos orientativos y “orientaciones metodológicas”. La idea es que se logre un equilibrio entre la libertad que se le dará a los centros educativos y la equidad para conseguir que se aprendan en su conjunto unos elementos esenciales.

El nuevo currículo, en fase de elaboración

Comienza con el llamado “perfil de salida del alumnado”, es decir, qué se debe saber al finalizar primaria y la ESO para ser “ciudadanos y futuros profesionales en un mundo interconectado, global y cambiante”. A partir de ahí, está en fase de elaboración una nueva parte, que concluirá en unos meses, con las competencias clave en cada una de las asignaturas, así como los saberes básicos o contenidos a aprender.

Los dos primeros documentos forman una primera entrega de la parte que le corresponde al Ministerio de Educación, con las enseñanzas mínimas. Cuando fije un 50% del currículo en las comunidades con lengua cooficial y un 60% en las que no la tienen, será el turno de las comunidades autónomas y los centros educativos.

Ya hay contactos con las editoriales, encargadas de mediar entre el currículo y los docentes con libros de texto y materiales educativos, y la idea es que entre en vigor entre el curso 2022-2023 y el siguiente.