Investigan la habitabilidad en las lunas de Júpiter
La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene previsto enviar una misión en 2022 para descubrir si hay vida en las grandes lunas heladas del planeta.
Una de las incógnitas que más intriga a los científicos es la existencia de vida fuera de la Tierra. Varias investigaciones han arrojado indicios de que Marte y Venus alguna vez fueron habitables, a pesar de las infernales condiciones que se dan actualmente en el segundo. Sin embargo, hay otros planetas con un gran potencial para ser explorados. La Agencia Espacial Europea (ESA) pretende enviar una misión en 2022 a Júpiter y Saturno para averiguar si sus lunas serían habitables.
Esta teoría fue propuesta por los astrónomos en 1998, después de que la nave espacial Galileo de la NASA detectara indicios de un océano debajo de Europa, la luna helada más conocida de Júpiter. Desde entonces, otros estudios han sugerido que existen evidencias de posibles columnas de agua en erupción en este océano. Además, se cree que las otras dos grandes lunas heladas de este planeta, Ganimedes y Calisto, también tienen océanos debajo de su superficie, igual que Encelado, el sexto satélite más grande de Saturno.
Estos hallazgos han sembrado la duda de si podría haber vida en estos lugares. Así, el objetivo de la sonda espacial enviada por la ESA, bautizada como Jupiter Icy Moons Explorer (JUICE) tendrá el cometido de contestar a esta pregunta. Para ello, estará equipada con su propio instrumento ultravioleta para estudiar las auroras de las lunas en profundidad. Está previsto que llegue en 2019 para sobrevolar Europa y Calisto antes de entrar en órbita alrededor de Ganímedes entre 2032 y 2034. Esta sonda espacial
Océanos atrapados por el hielo
Los expertos estiman que los océanos que se encuentran bajo estas lunas son muy grandes, abarcando su circunferencia completa y con decenas de kilómetros de profundidad. Sin embargo, podrían estar atrapados por una espesa capa de hielo que dificultaría notablemente su estudio.
Uno de los mejores enfoques hasta ahora ha sido descubrir qué efectos tiene la sal en los océanos respecto a su conductividad eléctrica mediante el estudio de los campos magnéticos alrededor de las lunas. Sin embargo, estos análisis “en su mayoría han descuidado todos los demás efectos que generan campos magnéticos”, dijo el profesor Joachim Saur, científico planetario de la Universidad de Colonia (Alemania) en la revista Horizon. “Es muy importante desentrañar los efectos que realmente provienen del océano”, añade.
“Nuestros resultados no anularán la idea de un océano”, explica Saur sobre Europa y Ganímedes, aunque señala que podrían cuestionar uno sobre Calisto. Pero se espera que puedan dar una mejor información sobre el grosor de los océanos, su contenido de sal y su distancia de las capas heladas de arriba, entre otras cuestiones que desempeñan un papel importante en la habitabilidad de las lunas. Para que pueda existir vida, se cree que los océanos deben estar en contacto con la roca en el fondo para que esta vida tenga una fuente de ‘alimento’, y actualmente solo una luna cumpliría esa condición: “Europa es uno de los mejores candidatos para la habitabilidad porque el agua líquida está en contacto directo con el manto de silicato”.
Radiación perjudicial de Júpiter
Otro factor que podría ser determinante en la habitabilidad de las lunas es la cantidad que les llega de la nociva radiación que produce Júpiter, que podría incluso a dañar las naves espaciales que se acerquen demasiado al planeta. Una técnica para estudiar esto es observando las auroras de las lunas, que se generan cuando las partículas cargadas de Júpiter golpean los campos magnéticos que las rodean. Europa, por ejemplo, tiene una aurora constante que se puede observar en imágenes ultravioleta del Hubble. “Se relaciona con cómo la luna está expuesta a esta radiación porque las partículas cargadas de la radiación crean la aurora”, aclara Lorenz Roth, astrónomo planetario y físico del KTH Royal Institute of Technology en Estocolmo, Suecia.