La vacuna de AstraZeneca no está teniendo una acogida exenta de polémica y de problemas en España, ni en otros muchos países. Italia, Dinamarca, Noruega, Islandia, Estonia, Lituania, Letonia y Luxemburgo son algunos países que han decidido paralizar la vacunación con sus dosis, en su totalidad o con algún lote.

Aunque España ha seguido con la inoculación, en menores de 55 años, para los colectivos de profesores, policías y bomberos primeramente, ya se ha producido el cese de la administración de estas dosis de manera temporal en varias comunidades. Son cientos los ciudadanos que están sufriendo efectos secundarios, leves y de corta duración en su mayoría.

Mientras las vacunas de Pfizer y Moderna han ido destinadas al sector de población más mayor, las de AstraZeneca han ido dirigidas a personas más jóvenes. Y son precisamente estos los que está sufriendo más reacciones. ¿Por qué sucede esto? Responde a ello Julián Pardo, investigador ARAID del IIS Aragón, que lidera el primer proyecto incluido en los estudios sobre inmunidad financiados a nivel estatal, en el Heraldo de Aragón.

Más reacciones pero más leves

“Estas reacciones a las vacunas no suceden en todas las personas. Además, son leves, de poca duración (24-48h) y muy comunes en todas las vacunas”, comienza.

“La principal hipótesis es que en adultos mayores, algunos de los mecanismos del sistema inmune implicados en la defensa frente a las infecciones, que son los mismos que se activan en la respuesta frente a la vacuna, se encuentran más debilitados por la edad. La opción debería de estar clara: es preferible estar un día con fiebre, dolor de cabeza o cansancio que acabar intubado en un hospital o con secuelas a largo plazo en el mejor de los casos”, razona Pardo.

En caso de no tener reacciones, no es motivo de preocupación: “No existe ninguna evidencia que indique que las personas con menos reacción estén menos protegidas. Al contrario, las evidencias actuales indican que la protección alcanzada es suficiente independientemente de la aparición de reacciones leves”.

Funcionamiento de la vacuna y factores que influyen

“La vacuna engaña al sistema inmune para crear una amenaza que no significa ningún peligro para nuestro cuerpo, pero para nuestro sistema inmune es como si existiera una amenaza real y activa todos los mecanismos de defensa incluyendo la inflamación”, cuenta. Esa inflamación tiene como síntomas “la generación de fiebre, el dolor muscular o de cabeza o el cansancio” e indican “que nuestro sistema inmune se está activando frente a la vacuna”.

“Podría ser una de las explicaciones de la menor incidencia de reacciones leves a las vacunas en adultos mayores”, responde Julián Pardo en la entrevista con respecto a la disminución, por la edad, de algunos mecanismos de inflamación activados por las vacunas.

Y añade que estos mecanismos también se debilitan “cuando se hace vida más sedentaria o con otros hábitos no saludables, lo cual podría también explicar una mayor incidencia de reacciones leves en jóvenes con hábitos de vida saludables”.

Una reacción general más potente de los jóvenes a las vacunas

“Por lo general, la población joven reacciona de modo más potente frente a las vacunas, aunque no existen tantos datos con otras como los que se están generando con las vacunas frente a la COVID-19”, analiza en el medio aragonés. “En aquellas vacunaciones donde se han incluido rangos amplios de edad, como la gripe, parece observarse una mayor incidencia de reacciones leves en jóvenes”, amplía.

Preguntado por la diferencia con otras vacunas responde lo siguiente: “Estas reacciones leves son muy habituales y se dan de modo similar en las diferentes tipos de vacunas frente a COVID-19, si bien en el caso de AstraZeneca parece que surgen más habitualmente tras la primera dosis”.

Finalmente, en relación a una posible manera de prevenir estos efectos secundarios, como el paracetamol, aunque no es recomendable, sí lo acepta para este caso: “Parece que el paracetamol reduce estas reacciones adversas como la fiebre o los dolores musculares y de cabeza”.