Wu-Lien-teh, el primer médico que utilizó la mascarilla para luchar contra una pandemia
El doctor de origen malayo ayudó a erradicar una grave peste neumónica, conocida como plaga de Manchuria, que afectó a gran parte de China entre 1910 y 1911.
Durante el último año, las mascarillas son un elemento imprescindible en nuestro día a día para estar protegidos contra la COVID-19. Sin embargo, el uso de esta herramienta para combatir pandemias se remonta a 1911, cuando el doctor Wu Lien-teh inventó la primera mascarilla quirúrgica que ayudó a detener la plaga de Manchuria, que afectó a gran parte de China. Por eso, el miércoles 10 de marzo Google decidió dedicarle su doodle en homenaje al que habría sido su 142 cumpleaños.
Happy birthday to the man behind the mask: Chinese-Malaysian epidemiologist Dr. Wu Lien-teh 🔬🥼
— Google Doodles (@GoogleDoodles) March 10, 2021
Did you know? To combat the Manchurian plague of 1910-1911, Wu invented a mask considered the predecessor to the modern-day N95.#GoogleDoodle → https://t.co/A8TbLBehmP pic.twitter.com/XaX2dpkRdP
Los comienzos de Wu Lien-teh
Wu Lien-teh nació el 10 de marzo de 1879 en la región de Penang, Malasia. Hijo de emigrantes chinos de la ciudad de Taishan, cursó primaria y secundaria en la Escuela Libre de Penang. A los 17 años, recibió la ‘Beca de la Reina’, un programa especial de becas establecido en los territorios británicos de Malaya, y fue a estudiar Medicina a la Universidad de Cambridge. Según recoge El País, acabó la carrera dos años antes que sus 135 compañeros y pasó a ser el primer estudiante de ascendencia china en obtener un doctorado en Cambridge. Una vez logró el título, completó su formación en Alemania y París, a la vez que continuaba luchando por la igualdad de derechos y contra la discriminación racial.
Cuando regresó en 1904 a Malasia, formó parte del Instituto de Investigación Médica de Kuala Lumpur durante un tiempo, antes de abrir su clínica privada en Penang. Sin embargo, si vida dio un giro en 1907, cuando aceptó un puesto como subdirector de la Facultad de Medicina del Ejército Imperial de China.
Así nació la mascarilla N95
En otoño de 1910 comenzó la catástrofe que con la que Wu Lien-teh se erigiría como el padre de la sanidad pública en China. En la región nororiental del país, estalló la mortífera epidemia de peste que había acabado con una cuarta parte de la población europea en el siglo XIV. Se registraron varias muertes por motivos desconocidos en la región colindante con la ciudad de Harbin y el Gobierno chino ordenara a Wu investigar la enfermedad.
De acuerdo con su biografía y el obituario publicado por la revista especializada The Lancet en 1960 y recogido por la BBC, el médico identificó varios problemas mientras visitaba los sitios donde estaban siendo atendidos los pacientes aquejados de la peste, que tenía una letalidad cercana al 100%. “Había enfermos con aspecto de indigentes, tosiendo y escupiendo sangre. Nadie portaba protección”, señala el documento. Asimismo, especifica que la mitad de los médicos y enfermeras que atendían la emergencia había muerto porque el virus se propagaba por el aire.
Fue en ese momento cuando desarrolló una mascarilla quirúrgica para la cara, hecha de algodón y gasa, para filtrar el aire que inhalaban las personas. Fue la precursora de la mascarilla N95 que conocemos hoy en día y que está tan extendida para combatir la COVID-19. Sin embargo, esta no fue la única medida que tomó. También aisló a los infectados, creó una lista de turnos para el personal sanitario, fumigó los lugares de atención y recomendó el distanciamiento social en los centros médicos. Asimismo, descubrió que la enfermedad, conocida como plaga de Manchuria, surgió entre los cazadores de marmotas, quienes se habían contagiado a partir de las pieles que colgaban en sus casas. En poco menos de tres meses, Wu había logrado controlar la epidemia, que causó 60.000 muertes.
Nominado al Premio Nobel en 1935
Su heroica actuación en la epidemia le llevó en 1935 a convertirse en el primer malayo en ser nominado al Premio Nobel de Medicina. En 1937 regresó a Malasia, donde murió el 20 de enero de 1960, a los 81 años, después de sufrir un derrame cerebral.
No obstante, su legado permanece vivo. En 2008, se construyeron en la ciudad que salvó, Harbin, el hospital Dr. Wu Lien-Teh Memorial y una escuela también con su nombre. Además, numerosas estatuas de bronce en la Universidad Médica de Harbin y en el Hospital Universitario de Pekín homenajean también al hombre que cambió la Salud Pública de China y de todo el mundo.
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