El número de contagios que se evitan por cada grado de temperatura de más
En estudio ha concluido que el clima de España favorece la transmisión del coronavirus porque "está dominado por bajas presiones durante todo el año".
Una vez consiga controlarse la pandemia con la vacuna, los expertos creen que el SARS-CoV-2 podría pasar a ser un virus estacional, cuya estación favorita será el invierno, ya que las bajas temperaturas favorecen su propagación. De hecho, según el cálculo de Juan Luis Fernández Martínez, matemático de la Universidad de Oviedo, por cada grado centígrado que sube la temperatura, hay unos 8,5 contagiados menos por cada millón de habitantes. Teniendo en cuenta que España tiene una población de 47,3 millones, equivaldría a un descenso de unos 400 casos de COVID-19.
Esta hipótesis coincide con un estudio estadounidense recientemente publicado en la revista científica PLOS ONE. El trabajo reveló que, entre -1°C y 37°C, un aumento de 17 grados de temperatura hace que la tasa de aumento de contagios disminuya un 1%, mientras que la disminución de esos 17°C conlleva un aumento en la tasa del 3,7%. “Aunque el coronavirus es una enfermedad infecciosa que tiene una transmisión que no depende de la temperatura, hemos demostrado que sí tiene un componente estacional”, explicó Aruni Bhatnagar, coautor del estudio y director del Christina Lee Brown Envirome Institute.
Fernández Martínez y su compañero José María Loché Fernández-Ahúja, también de la Universidad de Oviedo, se basaron en seis variables climáticas para realizar el cálculo: la temperatura máxima, la temperatura mínima, temperatura media, presión atmosférica, horas de sol y precipitaciones diarias. Así, concluyeron que las temperaturas medias y mínimas están correlacionadas con la densidad de PCR positivas para las provincias españolas. “Además, la temperatura máxima tiene una correlación más baja que la temperatura mínima. Por tanto, las zonas donde la pandemia ha sido más fuerte son las regiones frías de la Meseta española que se caracterizan por un clima continental”, aseguran en Redacción Médica.
De ahí que las provincias más afectadas por la pandemia fueran Soria, Segovia y Ciudad Real, que son las más frías. En cambio, lugares como el sur de España, Baleares o las Islas Canarias “mostraron una menor tasa de spread”, lo que podría deberse al “clima más cálido y la insularidad de estas islas”. Asimismo, los expertos añaden que “la influencia costera y las horas de sol diarias también pueden influir en las tasas más bajas en las regiones del este y oeste de España”.
Las infecciones serían menos graves en verano
“La presión atmosférica parece impactar más la transmisión de la COVID-19 y las bajas temperaturas con los nuevos casos detectados por PCR, que están más relacionados con la gravedad de la infección, ya que no incluye a los asintomáticos. No obstante, el impacto de estos dos indicadores debe estar implícito en la temperatura media (más horas de sol diarias, mayor temperatura) y en la presión atmosférica (las tormentas en España suelen estar asociadas a la entrada de frentes de bajas presiones desde el norte y oeste del país). Por tanto, el virus podría propagarse a lo largo de todo el año, más en invierno que en verano, y las infecciones en verano serían más benévolas que en invierno”, afirman.
Estos resultados, según los autores, sugieren que, durante los días de cielo despejado, habría una menor posibilidad de incremento de casos positivos: “Las variables climáticas pueden tener una gran influencia en la propagación del virus COVID y podrían ser tenidas en cuenta en el proceso de toma de decisiones de salud pública para definir las áreas con mayor riesgo potencial de transmisión”.
El clima de España puede favorecer la transmisión
Por otra parte, los matemáticos se han percatado de que el clima de España favorece la transmisión del virus. “La presión atmosférica tiene una correlación negativa con la densidad de COVID-19 positivos en todas las provincias españolas. La baja presión atmosférica es un factor bastante significativo y podría ser uno de los más relacionados con la transmisión del virus. En España, las bajas presiones son típicas de la primavera y el otoño debido al anticiclón de las Azores que se desplaza intermitentemente hacia el sur”, afirman.
En este sentido, especifican que en invierno predominan las altas presiones debido a los anticiclones polares marinos, el anticiclón escandinavo y su conexión con el de las Azores. Mientras, en verano el clima vuelve a estar controlado por el anticiclón de las Azores, lo que provoca un clima cálido, seco y estable con bajas presiones superficiales que se revierten con la altitud y generan tormentas de verano. “El clima en España es muy diferente al del resto de Europa, y está dominado por bajas presiones durante todo el año, lo que favorecería la propagación del virus”, concluyen.
No obstante, pese a la importancia del clima en la propagación del coronavirus, los expertos señalan que no puede acabar con un brote por sí solo: “El clima juega un papel muy importante en la transmisión de la COVID-19, principalmente en las zonas frías, reduciendo o amplificando su propagación, pero no puede eliminar el brote, como se ha observado últimamente en la segunda ola, cuando se han abandonado las restricciones de movilidad”. Así, para acabar con estos brotes son necesarias las medidas epidemiológicas adoptadas por las autoridades.