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El reptil más pequeño del mundo

Se le considera como una especie de camaleón, fue hallado en Madagascar y tan solo mide dos centímetros de longitud.

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El reptil más pequeño del mundo
EFE EFE

Mide dos centímetros de largo y la punta del dedo de una personas es suficientes para mantenerse. Así es el reptil más pequeño del mundo, hallado en Madagascar, un macho del camaleón ‘brookesia nana’ o, lo que podríamos traducir como ‘nano-chameleon’. Destaca también por la longitud de sus órganos genitales, bastante grandes en relación al tamaño total del cuerpo de esta especie tan curiosa de reptil -ocupan el 18,5% de lo que es su cuerpo-.

Fue hallado al norte de Madagascar, al este de África, por el el herpetólogo Frank Glaw y un grupo de investigadores alemanes, liderados por el Zoológico de Múnich. Una especia de reptil muy desconocida a día de hoy y que, de hecho, podría considerarse como el reptil más pequeño del mundo al no superar los 2,5 centímetros de longitud.

Pese a ser considerado un camaleón, lo cierto es que no es ni parecido a lo que realmente asociamos a ese nombre. Este ‘brookesia nana’ es de colores marrones rojizos y, a diferencia de los camaleones comunes, no cambia de color para ocultarse entre la naturaleza, engañando a sus presas. Lo cierto es que tampoco les gusta vivir entre los árboles, al contrario que la otra especie de camaleones.

Las hembras son de mayor tamaño

Otro de los mayores aspectos que destacan de esta especie de reptil es el tamaño de sus hembras, que son mayores que los machos. Pese a que los estudios en torno a este animal son muy escasos -y no se conoce la razón de su tamaño tan diminuto- se cree que las hembras puedan tener un tamaño considerablemente mayor que los machos para a ayuda en la carga de los huevos. Puede llegar a tener una longitud corporal de 19 milímetros y una longitud total de 29.

"En consecuencia, los machos extremadamente miniaturizados necesitarían unos genitales relativamente más grandes para poder aparearse con éxito con sus hembras, que son bastante más grandes", explica Miguel Vences, de la Universidad Técnica de Braunschweig.