La pandemia retrocede al fin
Desde que comenzó la COVID-19 es la primera vez que se puede hablar de un descenso de contagios consolidado en todo el mundo.
No es un hecho aislado, no es una teoría, no es una predicción. Definitivamente se puede confirmar que la tendencia es claramente de bajada. Hace unas semanas, la curva del coronavirus a nivel mundial era completamente ascendente. Si bien desde marzo del 2020 hasta noviembre la estadística presentaba más o menos una tendencia irregular, con la llegada del invierno y la Navidad la curva comenzó a crecer considerablemente, alcanzando su mayor pico a finales de enero.
Sin embargo, ahora los diagnósticos van a encarar su sexta semana de bajada, y las muertes la tercera, por lo que la tendencia es clara. No obstante, no es algo definitivo. Ahora está bajando, tras mucho tiempo de subida, pero esto no indica que no vaya a subir más. La experiencia del último año muestra que esto va por olas, y que cuando una sube luego baja.
La diferencia es que en todo el mundo los países van avanzando de manera desigual, y normalmente las olas de unos y otros hacen que los números globales se mantengan estables porque se contrarrestan. Pero en este caso el sumatorio total es cada vez menor. En la semana del 4 de enero de 2020, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, se llegó al pico con más de cinco millones de positivos nuevos.
Las razones que explican la bajada
La semana pasada, frente a esos cinco millones de contagios nuevos, se contabilizaron 2,7 millones, prácticamente la mitad. Y esta tendencia a la baja también se manifiesta en las muertes. Llegó en la última semana de enero a los 98.000 nuevos fallecimientos y la semana pasada fueron 82.538. Va con retraso.
Según los expertos, las medidas y la estacionalidad son los dos factores que están influyendo enormemente, dentro de una lista de razones. No obstante, la estadística también se ve condicionada por el peso de los países donde más pruebas diagnósticas se hacen. Es decir, la OMS no maneja con certeza los contagios reales en África, y donde se realizan más pruebas es en países desarrollados de los que sí se tienen más datos. Y precisamente estos son los que están en fase de bajada.
En África, Asia y Latinoamérica la caída es mucho más suave, mientras que Estados Unidos o Europa tienen una gran incidencia en la curva global. Los dos países de más bajada son Estados Unidos y Reino Unido, que además son los más avanzados en el proceso de vacunación. No obstante, los expertos creen que esto todavía tiene un efecto marginal en la caída de la pandemia.
Finalmente, otros puntos a tener en cuenta son la mayor conciencia de la gente con la llegada de las nuevas variantes del coronavirus, sobre todo tras la Navidad, y la inmunidad que poco a poco está adquiriendo la población a medida que han ido subiendo los contagios y la gente ha ido superando la enfermedad.
La OMS llama a la calma y a la prudencia
“El incendio no está apagado, pero hemos reducido su tamaño. Si lo abandonamos en algún frente, se reavivará con furia. Cada día que pasa con menos infecciones significa vidas salvadas, sufrimientos evitados y el aligeramiento, tan solo un poco, de la carga sobre los sistemas de salud”, afirmaba Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, el pasado 15 de febrero.
“Hoy tenemos aún más razones para tener la esperanza de poder controlar la pandemia”, añadía, alegando que “las sencillas medidas de salud pública funcionan, incluso en presencia de variantes”.
Las variantes no dejan margen para el descanso ni para relajar las restricciones. La británica, la sudafricana y la brasileña son las tres grandes reconocidas y las más importantes, pero pueden no ser las únicas en consolidarse. Incluso no se sabe si las vacunas podrán con ellas. Por tanto, aún no se ha ganado nada, pero sí se ha avanzado mucho camino y se ve algo de luz al final del túnel.