El sorteo de la Lotería de Navidad es el más popular en nuestro país, una tradición de muchísimos años y que reúne a miles de personas alrededor de un evento. Y como cada año, la gran pregunta que se hacen los jugadores es por qué número decidirse. Existen una enorme cantidad de estrategias populares y razonamientos, muchas veces ligadas a la superstición, a la hora de decantarse por un número.

Sin embargo, desde el punto de vista matemático, todo se reduce a la probabilidad y a la estadística. A pesar de todas las creencias, para los matemáticos, todo tiene una explicación a la hora de intentar obtener premio. Por ello, cada vez que se acerca el sorteo se encargan de repetir qué se puede esperar de cada estrategia popular.

¿Cambiar de número o elegir siempre el mismo?

Ha pasado alguna vez que una persona se tire toda su vida jugando siempre al mismo número y finamente le toque. Entonces, al escuchar la historia, es normal que uno se replantee si es buena estrategia. Pero realmente, una persona que lleve 40 años jugando al mismo puede haberse gastado 800 euros para ganar el Gordo. Y la realidad matemática es que todos los números tienen la misma probabilidad de ser el Gordo cada año, una entre 100.000.

En este caso, frente a la realidad está el riesgo de percepción, pues nos enfocamos en un número concreto y estamos absolutamente convencido de que es el bueno. Y como cambiemos de número y sea el elegido, nos podemos convencer a nosotros mismos de que somos unos desgraciados y de que jamás volveremos a dudar.

¿Sirve de algo mirar números del pasado?

Esta es otra creencia muy extendida y aplicable a cualquier juego de azar. Si algo sucede muchas veces, uno tiende a pensar que va a volver a suceder. Aquí interviene más la estadística que la probabilidad, ya que la probabilidad es siempre la misma.

Por ejemplo, el número 5 es el reintegro más repetido, con 32 ocasiones, y el 7 el que menos, con 20. Hay algunas personas que prefieren ser conservadoras e ir a por el 5 y otras que prefieren romper con todo e ir a por el 7. En este caso, es fiarte o no de la frecuencia.

Comprar todos los números

Muchas veces se ha hablado de esto, de si una persona comprara todos los décimos, se llevaría el premio, pero los cálculos impresionan. Si alguien optara por jugar 1.000 décimos cada año, unos 20.000 euros anuales, en 50 años tendría la misma probabilidad que tiene una moneda de salir cara o cruz, esto es, la mitad.

En caso de no tener reparos y comprar absolutamente todo, es decir, invertir 2 millones de euros, pierdes igualmente. Los premios superiores a 20.000 euros tributan al 20%, de manera que con lo que se lleva Hacienda consigues el Gordo y todos los premios pero pierdes dinero.

Acudir a Doña Manolita

Las imágenes de colas impresionantes en Doña Manolita o la Bruixa d’Or para comprar un décimo son habituales todos los años. Como toca en un sitio, allí hay que ir, pueden pensar algunos. Sin embargo, la probabilidad aquí va a la contra, ya que cuanto más décimos se vendan, menos probabilidades hay de comprar el ganador. Por lo tanto, demostrado está matemáticamente que es cuestión de suerte y algo más psicológico que científico el hecho de acudir a un sitio o a otro.