¿Cómo se han financiado las 8 vacunas principales?
La mayoría de las empresas que desarrollan el fármaco contra el coronavirus han recibido donaciones de compañías externas o de los propios gobiernos.
De todas las vacunas que se están desarrollando para protegernos de la COVID-19, hay ocho especialmente interesantes debido al avanzado estado en el que se encuentran. Son las elaboradas por Pfizer/BioNTech, Moderna, Oxford/AstraZeneca, Johnson & Johnson, Novavax, Curevac, Sanofi/GSK y Sanofi/Translate Bio. Todas estas compañías tratan de conseguir, en tiempo récord, un fármaco eficaz y seguro contra el coronavirus. Para ello, han necesitado importantes ayudas económicas de diversas instituciones.
De hecho, la mayoría de los proyectos, incluidos el de Pfizer o Moderna, han dependido del dinero público. Solo 2.6 mil millones de libras provienen de la propia inversión de las empresas, según explica en un artículo la BBC con datos aportados por la empresa de análisis de datos científicos Airfinity.
Dada la urgencia con la que se necesita la vacuna para acabar con la pandemia, los gobiernos han invertido importantes sumas de dinero para financiar los diferentes proyectos que se han llevado a cabo. En total, han proporcionado 6.500 millones de libras. Asimismo, las empresas encargadas de desarrollar el fármaco han recibido casi 1.500 millones de libras en donaciones de organizaciones filantrópicas, como la Fundación Gates. También respaldaron las investigaciones personas como el fundador de Alibaba, Jack Ma, y la estrella de la música country Dolly Parton.
¿Obtendrán beneficios las farmacéuticas?
Con las grandes cantidades que han recibido de empresas externas, algunas farmacéuticas no quieren reflejar que se estén beneficiando de esta crisis global, por lo que se han comprometido a vender la vacuna a precios asequibles. Johnson & Johnson y AstraZeneca, por ejemplo, pretenden comercializarla a 8 y 3 euros, respectivamente, para cubrir sus costos solo. Moderna, en cambio, está fijando un precio mucho más alto, hasta 31 euros cada dosis, para recibir algún beneficio. Aunque este elevado coste se debe también a que su vacuna requiere unas condiciones de transporte y almacenamiento más rigurosas, ya que debe conservarse a temperaturas muy bajas, cercanas a los 80 grados bajo cero.
No obstante, estos precios pueden variar en fusión que cómo evolucione la pandemia o del país en el que se venda la vacuna, de acuerdo con lo que cada gobierno pueda permitirse pagar. Según recoge BBC, AstraZeneca solo mantendrá su bajo precio durante la “duración de la pandemia”, por lo que este podría aumentar en el próximo año.
Emily Field, directora de investigación farmacéutica europea en Barclays, por su parte, afirma que conforme vayan apareciendo más vacunas, la competencia bajará los precios. “En este momento, los gobiernos del mundo rico pagarán precios altos porque están ansiosos por tener en sus manos cualquier cosa que pueda ayudar a poner fin a la pandemia”, explica. Mientras tanto, no deberíamos esperar que las empresas privadas, especialmente las más pequeñas que no tienen otros productos para vender, fabriquen vacunas sin buscar ganancias, sostiene Rasmus Bech Hansen, director ejecutivo de Airfinity: “Estas empresas asumieron un riesgo significativo, se movieron muy rápido y las inversiones en investigación y desarrollo han sido significativas”.
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