Reino Unido matiza: recomienda no vacunarse a personas con riesgo de anafilaxia
El organismo regulador británico indica ahora que solo aquellas personas que sufran este tipo de reacciones no deberían inyectarse la vacuna contra el coronavirus.
La campaña de vacunación contra el coronavirus ya ha comenzado en el Reino Unido y las primeras complicaciones ya han tenido lugar. Después de que ayer la Sanidad pública británica (NHS, por sus siglas en inglés) recomendara no inyectar la vacuna de Pfizer a personas que tuvieran un "historial clínico relevante" respecto a las reacciones alérgicas, hoy han matizado sus palabras.
Así, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos (MHRA) ha indicado que "cualquier persona con un historial de anafilaxia a una vacuna, medicina o alimento no debería recibir la vacuna de Pfizer y BioNTech". Hasta el día de ayer, tras comenzar con la vacunación, se detectaron dos casos de anafilaxia y otra de "posible reacción alérgica". Todas ellas se están recuperando bien.
La directora ejecutiva de MHRA, June Raine, indica de esta forma que "no se debe administrar una segunda dosis a nadie que haya experimentado anafilaxia después de la administración de la primera dosis de esta vacuna". Cabe recordar que la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech, la primera en ser aprobada para su uso en la población, consta de dos dosis, separadas entre sí 21 días.
Igualmente, recuerda Raine, se debe disponer de un "protocolo para el manejo de la anafilaxia" siempre que se administre la vacuna. "El tratamiento inmediato debe incluir un tratamiento temprano con 0,5mg de adrenalina intramuscular (0,5ml de adrenalina 1:1000 o 1mg/ml), con más adrenalina intramuscular cada 5 minutos".
¿Qué es la anafilaxia?
El optimismo causado con la llegada de la vacuna ha quedado eclipsado, en parte, por el aviso sobre este tipo de reacción en algunos pacientes. Se trata, como indica a 20 minutos Carmen Cámara, secretaria de Sociedad Española de Inmunología, de una "reacción alérgica del organismo frente a una sustancia mediada por un anticuerpo que se denomina inmunoglobulina E (IgE), en el que el sistema inmune se equivoca y reconoce como potencialmente dañino algo que no tiene por qué serlo. Las respuestas anafilactoides se parecen mucho, pero no se puede demostrar que el proceso sea mediado por esta inmunoglobulina".
Los efectos a esta reacción se manifiestan de forma inmediata y entre ellos se encuentran la dificultad para respirar, atragantamiento, urticaria, sensación de quemazón facial, bajada de tensión y parada cardíaca, pudiendo resultar que en el paciente quede inconsciente. El tratamiento debe ser administrado de forma inminente: corticoides y antihistamínicos y, en caso de no haber respuesta, adrenalina. "Que aparecieran es algo que puede ser previsible dentro de cualquier nuevo medicamento que está empezando a administrarse en la población", afirma Cámara.
Por su parte, Raine asegura que se trata de un "efecto secundario conocido, aunque muy raro, con cualquier vacuna. La mayoría de personas no sufrirán anafilaxis y los beneficios de proteger a las personas contra la COVID-19 superan los riesgos".