Sudáfrica planea oscurecer permanentemente el sol para no quedarse sin agua. Puede parecer el argumento de una película de ficción, pero es una iniciativa totalmente real desarrollada por un grupo de investigadores de la Universidad de la Ciudad del Cabo, en colaboración con en colaboración con la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega y el Centro para la Investigación de Recursos Atmosféricos de Estados Unidos. El objetivo es evitar un “Día Cero”, el punto en el que no haya suficiente agua para todos, como consecuencia del empeoramiento del clima.

En su artículo, publicado en la revista Enviromental Research Letters, los expertos sugieren inyectar partículas de gas de dióxido de azufre en la atmósfera superior de la Tierra sobre Ciudad del Cabo para contrarrestar el aumento de las temperaturas. Así, el gas crea una enorme nube sobre la ciudad que bloquearía una pequeña cantidad de radiación solar para que no llegue a la superficie, oscureciendo el ambiente y reduciendo las posibilidades de que el temido ‘Día Cero’ afecte a Ciudad del Cabo.

“Nuestros hallazgos sugieren que mantener la temperatura media global en los niveles de 2020 a través de SAI compensaría el riesgo proyectado de sequías del nivel del 'Día Cero' a finales de siglo en aproximadamente un 90%, manteniendo el riesgo de tales sequías similar al nivel actual”, manifestaron los científicos. No obstante, destacaron también que métodos como el que plantean no deben verse como una alternativa a la reducción de emisiones, y existen varias acciones climáticas “menos riesgosas” para ayudar a limitar el riesgo de sequía.

Un plan muy controvertido

Obtener la aprobación para llevar a cabo este proyecto va a ser una tarea muy difícil, ya que ha creado mucha controversia por los impactos climáticos que puede tener, así como por las implicaciones geopolíticas que conlleva, según recoge el medio Mail & Guardian. Los más críticos con este plan han alegado que la idea de inyectar gases en la atmósfera para frenar los efectos del calentamiento global es una “interferencia potencialmente peligrosa con el sistema climático”.

La organización sin ánimo de lucro Climate Analytics, ya redactó un artículo en diciembre de 2018 en el que avisaba de que la implantación de un sistema de este estilo, “probablemente se convertiría en una fuente de un conflicto masivo entre naciones”.