Los síntomas más habituales de la COVID-19 suelen ser fiebre, tos o dificultad para respirar, por lo que la alarma salta cuando una persona los siente. Ahí es cuando se recomienda someterse a una prueba y aislarse hasta conocer el resultado. Sin embargo, el Christian Drosten considera que hay que tomar medidas por síntomas mucho más leves. El prestigioso virólogo alemán ha pedido a los ciudadanos que no acudan a trabajar ni interactúen con nadie si presentan los síntomas leves de un resfriado común, como picazón en la garganta o la secreción nasal. “No deberíamos ir a trabajar enfermos”, ha indicado en un podcast publicado este martes en NDR-Info.

Recientemente, el Instituto Robert Koch (RKI) ha publicado las nuevas recomendaciones, estableciendo que se priorizarán las pruebas a personas con síntomas claros del coronavirus para optimizar los recursos. Desde la neumonía hasta la pérdida del olfato y el gusto. Por esa razón, Drosten pide que con “el menor síntoma” la sociedad se quede en casa para evitar la transmisión del virus, ya que, aunque algunos no son motivo de prueba contra el coronavirus, sí pueden llegar a estar relacionadas con la enfermedad.

El RKI también sugiere todas aquellas personas que presenten síntomas pero no puedan hacerse la prueba deberán permanecer en cuarentena durante cinco días. Transcurrido ese tiempo, y si no han presentado nuevos síntomas en 48 horas, podrán salir de nuevo a la calle y continuar con su vida normal, según recogen los medios locales.

Advertencia sobre las pruebas de antígenos

Durante la conversación, el virólogo también se ha manifestado su opinión acerca de las pruebas de antígenos. Tras explicar que ha estado trabajando con su equipo en la Charité de Berlín para comprobar la fiabilidad de estos test rápidos, ha explicado que son “una nueva herramienta muy importante” en la lucha contra la pandemia, pues, aunque no son tan sensibles como las PCR, podrían llegar a ser clave de cara al periodo navideño.

No obstante, advierte de que las pruebas de antígenos no deberían emplearse en toda la población por diversas razones. Una de ellas, es que podrían arrojar numerosos falsos positivos, lo que provocaría que muchas personas se quedaran aisladas por error. También avisa de que la capacidad de producción de esta prueba no sería suficiente para todos los alemanes.

Eso sí, mantiene que su uso selectivo en distintos puntos de acceso podría resultar muy útil. Por ejemplo, cuando alguien visite a un ser querido que viva en una residencia de ancianos. Con la prueba rápida se podría saber en cuestión de minutos si esa persona es infecciosa o no.