Kelly Smith tenía 31 años y llevaba tres luchando contra el cáncer de colon. Pero entonces, llegó la pandemia y su tratamiento se paralizó temporalmente. La necesidad de atender a los enfermos de coronavirus provocó que se retrasaran sus sesiones de quimioterapia, lo que provocó el fatal desenlace de su muerte el pasado 13 de junio, tal y como desveló el diario Daily Mail.

Sus familiares luchan ahora por conseguir firmas para urgir al Gobierno a finalizar los tratamientos de cáncer que han sido retrasados por la pandemia. De momento, han logrado 316.000 e incluso se han reunido con el secretario de Sanidad británico, que les ha transmitido sus condolencias.

"La pérdida de Kelly ha sido devastadora para nuestra familia. Y hay tanta gente que ha sufrido lo mismo que nosotros con la muerte de sus seres queridos. Nunca nos repondremos de su marcha", aseguró el padrastro de la fallecida, Craig Russell.

Tras lo sucedido con Kelly, sus allegados pretenden evitar que otras personas pasen por lo mismo: "El cáncer es una amenaza mucho mayor de lo que llegará a serlo la COVID. Cada día 500 personas mueren de cáncer y esos números están empezando a crecer porque no hay tratamientos. Desgraciadamente, es demasiado tarde para Kelly, pero todavía hay tiempo para salvar a otros", afirmó Russell.

Casos en España

Nuestro país también ha sufrido sucesos similares. Uno de ellos fue el de Sonia Sainz-Maza, que falleció de cáncer de colon sin una sola cita médica presencial y después de tres meses de atención telefónica.

Otro caso fue el de Lidia González, una joven higienista dental de 22 años que perdió la vida en julio a causa de un tumor cerebral mientras esperaba los resultados de unas pruebas que nunca llegaron y no fue diagnosticada ni recibió ningún tipo de tratamiento.