Quería celebrar su boda e incluso el coronavirus no le quitó la ilusión. Laura se estaba preparando para su gran día cuando la COVID-19 le obligó a pasar más de 20 días en la UCI de un hospital. Sin embargo, eso no pudo con ella, quien pudo superar el virus y vestirse de blanco tras una dura recuperación de la que aún le quedan unas secuelas. Lo que comenzó como un simple catarro acabó siendo una lucha constante por su vida tras confirmarse el positivo en COVID.

Esta vecina de Ourense ha podido poner fin a siete meses interminables en los que se ha centrado en su recuperación. Pero no sólo eso, y es que Laura se ha pasado semanas preparando su boda desde su cama del hospital. "Estaba casi sin poder moverme y me decía la gente: o vas a urgencias o te llevamos nosotros", explicaba a Informativos Telecinco, teniendo que ingresar en la UCI a tan solo unos días del día previsto para buscar su vestido de novia.

Pasó 21 días en la UCI y, aún luchando contra el coronavirus, otras tres semanas en planta que aprovechó para ultimar los detalles de su gran día. "En el hospital me puse a buscar ramos de novia, el vestido que quería, a buscar floristerías…”, explica ya contenta porque hace ya una semana que se pudo vestir de blanco y pasar por el altar, en una cita que tuvieron que retrasar por la COVID-19.

Sin embargo, su viaje de novios tendrá que esperar un poco más por las secuelas que le han quedado tras su contagio por coronavirus. "Cualquier esfuerzo, el cuerpo me dice, para frena… Quédate quieta”, explica Laura sobre su pérdida de capacidad pulmonar aunque, ella misma dice, que es ‘lo de menos’ después de todo lo que ha tenido que pasar. Incluso Laura insistía a su marido, Jairo Couso, que iba a salir de esa por que “me tengo que casar”. “Y al final, salió”, añade su compañero en esta segunda vida.