Escándalo en el Teatro Real por la falta de distancia de seguridad entre butacas
Las protestas y abucheos de los asistentes situados en las butacas de paraíso obligaron a suspender la ópera “Un Ballo in maschera”, obra de Giuseppe Verdi.
El caos se apoderó del Teatro Real de Madrid un día antes de que entren en vigor los “confinamientos selectivos” implantados por la Comunidad de Madrid en algunas zonas. Este domingo, la ópera “Un Ballo in maschera”, obra de Giuseppe Verdi, tuvo que ser cancelada tras las quejas de algunos asistentes, situados en su mayoría en la zona alta del teatro, por falta de distancia de seguridad entre las butacas del público.
En una primera instancia, la obra, que estrenó el viernes en presencia de los reyes e inauguraba la temporada 2020-21 en el Real, no pudo empezar a las 20:00, como estaba previsto, por los gritos de “¡fuera, fuera!” o “¡suspensión!” que llegaban de los abonados de las butacas de paraíso al considerar que el aforo en esta zona del teatro, la más superior y lateral, superaba lo permitido, mientras que en otras zonas, como la platea, “había dos butacas de separación entre espectadores”, criticaron algunos asistentes en redes sociales.
Ante esta tensa situación, el Real anunció por megafonía que “los que no quisieran quedarse o no estuvieran de acuerdo con la recolocación podían acudir a las taquillas para la devolución del importe de las entradas”.
Dos intentos
Pese al revuelo que se vivía en la zona de butacas, la orquesta tocó la obertura de la ópera. Pero las constantes protestas llevaron al maestro Nicola Luissoti a bajar del podio y detener la representación, que trató de retomarse cincuenta minutos después. Sin embargo, tras dos intentos, al final se tomó la decisión de cancelar definitivamente la representación ante las incesantes críticas. Las luces se encendieron y los músicos abandonaron el escenario entre los aplausos del público.
Al conocer la noticia, la Policía Municipal de Madrid se desplazó al lugar, donde comprobó que el aforo era el adecuado a las restricciones impuestas por la crisis sanitaria, según informaron a Efe fuentes policiales.
El Teatro Real respondió a las críticas
Después de la polémica vivida, el Teatro Real publicó un comunicado defendiéndose las críticas, alegando que cumplía con "todas las normas vigentes" de aforo y achacando a un "grupo minoritario" de personas la suspensión de la obra por sus quejas, pese a que fueron reubicados gran parte de esos espectadores.
En el escrito, la institución explicó que "había 905 localidades ocupadas", es decir, un "51,5% del aforo total de la sala", mientras que el aforo máximo es del 65% (en torno a 1.200 butacas) y la ley permite un 75%. También destacó que "un grupo de espectadores ha expresado con aplausos y gritos su disconformidad con el emplazamiento de sus localidades".
Según el relato del Teatro Real, la protesta por la falta de distancia de seguridad que denunciaron algunos espectadores, situados en su mayoría en la parte de arriba del teatro, "se ha prolongado pese a los avisos de megafonía que ofrecían a los espectadores la posibilidad de recolocarles o devolverles el importe de las entradas". Tras esta reubicación de "gran parte de los espectadores" y los "dos intentos de interpretar la ópera por parte del director de orquesta y de todos los artistas y técnicos que participaban en la función", el coliseo madrileño reiteraba que "un reducidísimo grupo insistió en proseguir con sus protestas para boicotear la representación, por lo que la misma tuvo que suspenderse, cerca de las 21:10 horas".
En este sentido, la dirección del Teatro Real anunció que abrirá una investigación "para averiguar esta lamentable incidencia" y tomará "las medidas necesarias para que las sucesivas funciones se desarrollen con normalidad".