Las 'vacunas independientes' contra la COVID-19, un nuevo peligro
Algunas organizaciones desarrollan y prueban sus proyectos de vacuna, sin ningún tipo de control ni regulación por parte de las administraciones locales.
La comunidad científica al completo está centrada en la búsqueda de una vacuna que acabe con el coronavirus y volver así a la 'vieja normalidad'. Laboratorios de todo el mundo se afanan en averiguar la manera de frenar el SARS-CoV-2, aunque hay otros, muchos, que lo hacen por su propia cuenta.
Es el caso, por ejemplo, de Rapid Deployment Vaccine Collaborative (RaDVaC), que desarrollan por cuenta propia y ensayan en sí mismos proyectos de vacunas realizadas de forma casera, sin ningún tipo de regulación ni de control por parte de los estamentos.
Al frente de esta organización está Preston Estep, especialista en el genoma humano, y George Church, famoso genetista de la Universidad de Harvard. En julio confirmaron que se habían administrado un producto que ellos mismos habían hecho y que podría ser la futura vacuna contra el coronavirus. Una vacuna que, según dicen en su web, consiste en péptidos sintéticos que imitan a los del coronavirus y está diseñada para provocar una respuesta inmunitaria global.
Preocupación de los científicos
Estos hechos que provocado una fuerte preocupación en la comunidad científica, que aseguran que pueden ser un "riesgo real". Por tanto, son varios los que han reclamado, en un artículo publicado en la revista Science, un control y regulación de estas vacunas DIY ("Hágalo usted mismo; do it yourself") por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA).
Christi Guerrini, una de las firmantes de la solicitud, avisa a la agencia SINC del peligro de este tipo de proyectos. "Hay ejemplos desafortunados de personas que están dispuestas a probar remedios no ensayados ni probados, que se perjudican a sí mismas y a otros en el proceso".
De mismo modo, pueden poner el riesgo al resto de personas, al creer que han desarrollado una inmunidad al virus, lo que les podría hacer "no adoptar las medidas preventivas adecuadas, como el uso de mascarilla".
La investigadora, además, destaca la diferencia entre los ensayos tradicionales y los que se realizan de forma independiente. "Implica un desarrollo casero, un protocolo de evolución y planes poco claros para recoger y analizar los datos de los resultados, que contrasta con las vías tradicionales, en las que se requieren ensayos controlados con criterios bien definidos". Un hecho que, asegura, podría dar lugar a una desconfianza de la gente hacia las "las vacunas contra el coronavirus que se están desarrollando de acuerdo con los estándares establecidos".
Antivacunas
Sobre una posible ruptura de la confianza en las vacunas de la población, Josep Lobera, sociólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, reconoce que "la ciencia se juega buena parte de su credibilidad. Son más importantes que nunca los controles para garantizar que no se traspasen límites que dañen a la ética de la investigación".
El movimiento antivacunas, cada vez más extendido, podría aprovechar cualquier paso en falso de las vacunas que siguen las directrices de los organismos oficiales. "¿Lo veis? ¡Os lo dijimos! No te puedes fiar de la ciencia". Es lo que, según Lobera, podría ocurrir.