Controlar la pandemia de la COVID-19 es la prioridad actualmente. Los científicos trabajan tenazmente en la vacuna que nos permita vivir con el virus, pero también en métodos que permitan detecciones del virus rápidas y eficaces. En esto último destaca la empresa Medusa 19, que recientemente lanzó al mercado una prueba de saliva de flujo lateral que ofrece resultados en solo 10 minutos. El test indica la respuesta inmunitaria a la infección, especialmente en pacientes que carecen de síntomas específicos y no saben que están contagiados.

Estos test han recibido el apoyo del Hospital Carlos III/Instituto Carlos III, el CIBER, el Centro Nacional de Microbiologia y el Hospital de La Paz de Madrid. En concreto, se ha utilizado la tecnología desarrollada por los doctores Antonio Madejón y Pablo Castán, junto a la investigadora predoctoral Anabel Gil-García. El equipo lleva meses sumergido en este proyecto.

¿Cómo funcionan los test de saliva?

Desarrollada entre el Reino Unido y España, esta prueba indica una respuesta inmunitaria de los usuarios al SARS-CoV-2. Para ello, los interesados proporcionan una muestra de saliva en un tubo de extracción y se mezcla con una solución que aísla y solubiliza la estructura proteica presente en la saliva. Esta mezcla se aplica a un dispositivo de flujo lateral que desplaza la muestra de saliva a lo largo del dispositivo. La prueba identifica anticuerpos únicos para la COVID-19, y los registra en la prueba y las bandas de control.

Una vez realizado este proceso, los resultados se vuelcan en una aplicación de teléfono hecha específicamente para este tipo de test. Cada laboratorio que desarrolla una prueba de saliva pone en marcha también su propia app.

¿Cuáles son sus ventajas y desventajas?

Los nuevos test de saliva, que ya han adquirido comunidades como Madrid, Galicia y Andalucía, tienen varias ventajas. La primera es que se trata de una prueba no invasiva y sencilla, que solo requiere la obtención sencilla de saliva, resultando mucho menos molesta que la extracción de una muestra de sangre, nasal o faríngea. Por otra parte, no se necesita ningún sanitario para realizarla, por lo que los usuarios la pueden hacer cómodamente desde casa.

Por el contrario, una posible desventaja podría ser que se necesita una cantidad elevada de virus en la muestra. Por tanto, tiene el potencial de dar negativo aun con la enfermedad activa, lo que se conoce como ‘falso negativo’. Por eso, algunos laboratorios recomiendan hacer los test cada cuatro o cinco días, aumentando así las probabilidades de éxito en el diagnóstico. No obstante, según recoge Europa Press, el ensayo realizado a un grupo de pacientes asintomáticos ha revelado que muestra una sensibilidad relativa del 96% (capacidad para detectar verdaderos positivos), una especificidad relativa del 92% (capacidad para detectar verdaderos negativos) y un 94% de precisión en pacientes asintomáticos y que no sabían que tenían una infección activa por SARS-CoV-2.

“La capacidad para realizar pruebas rápidas a gran escala representa un enorme salto para la recuperación mundial debido a la crisis de la COVID-19, y se ha investigado aquí, en el Reino Unido. Los resultados de los ensayos clínicos son alentadores, y podría proporcionar a los trabajadores de todo el mundo una prueba accesible y fiable, que puede indicar una respuesta inmunitaria a una infección actual o reciente, incluso en portadores asintomáticos”, señala Christian Stephenson, director de desarrollo en Medusa 19.