“No hay una solución como una vacuna en la que te puedes gastar billones de dólares y acabarla. No, el cambio climático es mucho más duro”, así se pronuncia Bill Gates en una entrevista con Bloomberg en la que asegura que el daño que hará el problema medioambiental “será mayor cada año que el que hemos visto durante la pandemia”.

Con negatividad, Gates asegura todo pasa por cambiar “la mayor parte de la economía física del mundo: transporte, industria, construcciones, electricidad, la agricultura. Todo ello son fuentes de emisiones”, e indica “para muchas de ellas no tenemos soluciones”.

Pone como ejemplo el almacenamiento de la energía eólica o solar, que no se ha logrado hasta la fecha: “Si un tifón asola Tokio durante dos semanas, se necesita más energía que la que todas las baterías del mundo han producido multiplicada por una gran cantidad” y manifiesta que “debemos reconocer que hay posibilidades de que nunca lo logremos”.

Gates apuesta por no descartar la energía de fisión nuclear “porque los diseños de nueva generación pueden ser muy seguros y económicos”. Reclama que hacen falta innovaciones: “¿Cómo mejoramos en cómo hacemos acero? ¿O cemento? No son problemas fáciles”. Y, aunque aplaude el coche eléctrico de Elon Musk, alerta de que “en términos relativos, es mucho más fácil que en la economía industrial, donde nuestro progreso es muy pequeño”.

La lucha contra el coronavirus

Preguntado sobre que la política se apropie del desarrollo de la vacuna, Gates responde con preocupación: “Cualquier sugerencia de que un político ayudó a crear la vacuna es algo muy peligroso”. Critica a la administración de Trump por la falta de ayuda a la financiación sosteniendo que “tienes que gastar miles de millones para ahorrar billones de dólares”.

Gates también alerta que “tanto si es por un tema humanitario, por un tema de liderazgo estratégico o simplemente por evitar que la epidemia vuelva a EE.UU”, es necesario un plan para llevar la vacuna a todo el mundo y achaca a la administración que no invierta más en ello. Aunque descarta pronunciarse sobre las elecciones de noviembre: “Mis deseos son muy claros, pero no me quiero pronunciar para no influir a la gente”.

Sobre la teoría conspiranoica que consiste en que Bill Gates ayudó a propagar el virus para controlar después a la población, opina el millonario que le “sorprende lo interesante que es y que se difunda más rápido que la verdad”, planteando el debate sobre cómo las redes sociales pueden evitar ser la fuente de estas falsedades.