Madeleine McCann, cuya desaparición tuvo en vilo al mundo en 2007, ha vuelto a la palestra. En los últimos meses han aparecido nuevos testimonios y posibles pistas sobre el paradero de la niña británica, que el 3 de mayo de ese año, cuando contaba 4 años, se evaporó de la habitación del hotel portugués en el que sus padres le habían dejado para irse a cenar a un restaurante.

Ahora una testigo afirma, en declaraciones al programa Sexta às 9 de la radiotelevisión pública portugesa RTP, haber visto a Maddie en un supermercado de la localidad de Gale, también en Portugal, "hace tres o cuatro años". La habría reconocido por la mancha en el ojo derecho que aparece en las fotos difundidas cuando desapareció, causada por un coloboma ocular. Por entonces tendría ya unos 13 o 14 años.

"Había una adolescente a mi derecha que hablaba alemán con otra adolescente. Cuando le miré a los ojos estuve seguro. Eran ojos claros, como los de Maddie. La marca en su ojo derecho era claramente visible. Estoy seguro de lo que vi", relata la testigo, una profesora con conocimientos de alemán que no quiso revelar su identidad.

Un caso abierto 13 años después

El caso sigue abierto 13 años después de que Madeleine se esfumara sin dejar rastro. En ese tiempo se han barajado todas las opciones. Incluso los padres fueron duramente cuestionados en su momento por dejar a una niña de 4 años sola en una habitación de hotel y se especuló con su implicación en la desaparición. La policía británica siempre ha estado convencida de que la niña sigue viva. En junio la BBC apuntó a un alemán de 43 años con antecedentes por delitos de pederastia que se encontraba viajando en autocaravana por Portugal el mes en que Maddie desapareció. El sujeto se encuentra actualmente en prisión por otros asuntos con la justicia.

También ha contribuido a avivar aún más la llama del caso la miniserie de 8 episodios de Netflix con el título 'La desaparición de Maddie McCann'. La producción repasa lo sucedido en la noche del 3 de mayo de 2007 y las pistas seguidas por las policías portuguesa y británica, así como los investigadores privados contratados por la familia.