En mayo se rompió la tendencia bajista del precio de los carburantes y no ha parado de crecer desde entonces. Esta semana ha encadenado su undécima subida consecutiva y acumula un encarecimiento del hasta el 8,6% desde los mínimos que tocó a principios de mayo, en plena pandemia.

Los carburantes siguen siendo más baratos que el año pasado

El precio medio del litro de gasóleo ha subido esta semana un 0,37% con respecto a la semana anterior, hasta situarse en los 1,060 euros, según revela el Boletín Petrolero de la UE consultados por Europa Press. Por su parte, el litro de gasolina también se ha encarecido esta semana un 0,34%, enlazando así una nueva subida, para alcanzar un precio medio de 1,164 euros.

Desde que acabó en mayo la tendencia bajista que llevaban los carburantes, los precios del litro de gasolina han recuperado un 8,6% desde los mínimos que tocaron, mientras que los del gasóleo suben un 8,2%.

Pero, a pesar de este cambio de tendencia al alza, el diésel es todavía un 12,6% más barato que en las mismas fechas del año pasado, mientras que el precio de la gasolina es un 12,4% inferior. En concreto, en la misma semana del año pasado, el litro de gasóleo costaba 1,213 euros, mientras que el precio de la gasolina era de 1,329 euros, aproximadamente.

Mejora del Brent

La recuperación en los precios de los carburantes conlleva la remontada en las últimas semanas en los precios del crudo brent, que sufrió un importante desplome durante la etapa más dura de la crisis provocada por el coronavirus.

Así, el barril de Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves por encima de los 44,7 dólares, mientras que el de Texas se intercambiaba a unos 42,3 dólares.

A pesar del encarecimiento de los precios, la gasolina sigue siendo más barata en España que la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,271 euros y 1,318 euros, respectivamente. Asimismo, el litro de gasóleo cuesta de media 1,137 euros en la UE y 1,158 euros en la eurozona.

El menor nivel de precios finales con respecto a los países de alrededor se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue teniendo una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.