Han sido muchas las historias sobre urgencias graves que no han sido atendidas en algunos centros de salud por no pertenecer los pacientes al mismo. Pero en los casos de un posible infarto, si ese lugar en cuestión es el que más cerca tiene el paciente, debería hacerse la excepción. Esto le ocurrió a Laureano Muñoz, de 51 años, que falleció al no querer ser atendido en el centro de salud de Fuencarral.

Según informa El Mundo, Laureano se dirigió al ambulatorio madrileño, hace ahora dos semanas, y los dos sanitarios que estaban en la puerta no le dejaron pasar. Tras la negativa de los mismos, llamó al 112 y éstos le aconsejaron que volviera al trabajo que le atenderían allí.

Tal y como contó al citado periódico el compañero que acompañó a Laureano, al llegar a su empresa, Laureano cayó al suelo y se desplomó y ya nadie pudo ayudarlo. Habían ido al centro de Fuencarral ya que tardaban solo 1 kilómetro desde el trabajo. Laureano vivía en Pedrezuela, a unos 40 kilómetros de Fuencarral, donde le mandaron los sanitarios de dicho centro tras presentarse ante ellos con hormigueos en el brazo y dolor de pecho.

No es el primer caso

La muerte de Laureano se suma a la de otro hombre de 45 años que murió también por un infarto al no ser atendido en el centro de salud que más cerca tenía en ese momento. En esta ocasión, fue la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes, en el ambulatorio Reyes Católicos.

Al igual que Laureano, Pedro se encontraba mal y decidió ir de urgencias. Allí no quisieron atenderle al no ser su centro de salud y fue a sentarse a un banco, situado enfrente del centro Reyes Católicos, donde falleció a los pocos minutos.

Investigación

Ambos casos están siendo investigados por la Comunidad de Madrid y la Consejería de Sanidad para determinar por qué se les negó la entrada a estos dos pacientes que se presentaron de urgencia con síntomas claros de infarto de miocardio y que no fueron atendidos simplemente porque ese no era su centro de salud.